Luis Fernández, uno de los nuestros

El pasado sábado, coincidiendo con la celebración de la Feria del Libro de Gijón, el extraordinario escritor Luis Fernández Roces recibió un nuevo homenaje, como reconocimiento a su trayectoria literaria, de la ciudad en la que vive desde los años de sus juventud. Y digo nuevo homenaje pues hay que recordar que Gijón ya tuvo, en su día, el acierto de reconocer sus méritos al poner su nombre a una recoleta plaza situada frente a la iglesia de los capuchinos, muy cercana a su domicilio.
En esta ocasión, en el acto celebrado en el emblemático Café Dindurra, concurrió también la presentación de su última publicación, editada por Trea, bajo el título "Un lugar muy lejos del mundo y otros cuentos". La última de su ya larga obra que incluye cuentos -considerado un referente a nivel internacional-, novela y poesía.
Personalmente, me siento unido y agradecido a Luis Fernández por muchas razones.
Unido familiarmente: nuestros padres eran hermanos, ambos mineros; los dos nacimos en Pumarabule (Siero), en dos casas separadas por unos escasos diez metros. A los dos nos quedó el recuerdo infantil y la influencia de la mina cercana, y nos quedó grabado el tintineo de las cadenas arrastradas por las vagonetas que subían y bajaban por el plano a llevar los estériles a la escombrera de "el Terreru". A los dos nos incentivó la lectura de los mismos primeros libros -y este detalle nunca se lo comenté- con los que afortunadamente topamos -por edad, el primero que yo- en el hórreo de nuestro abuelos: José y Felisa. Libros comunes que, ¡quizás!, derivaron en nuestra afición por la lectura y la escritura. Escritura cuya cumbre Luis alcanzó sin ayuda de los mercados y exclusivamente por méritos propios.
Agradecido por indicarme un camino y por animarme a publicar, hizo ya treinta años, un modesto libro de poemas, "Epicentro de mis noches", para el que hasta me buscó prologuista en la persona de Laura Castañón.
Agradecido, siempre, por su cariño y por su ejemplar y admirable bonhomía.
En otra ocasión, hace tiempo, ya escribí en este mismo blog y en el periódico digital "Asturias Mundial" los merecimientos de Luis Fernández Roces para que se le otorgase el premio Princesa de Asturias de las Letras. Hoy lo vuelvo a reivindicar. Este año, en el que se celebran tantas efemérides conmemorativas en nuestra Comunidad, hubiera sido un año adecuado para reconocer los méritos de quien puede ser nuestra mejor representación literaria regional viva.
Esperemos que todo llegue. Mientras nos queda en el recuerdo el entrañable acto del sábado en Gijón en el que Luis Fernández Roces estuvo arropado y feliz "con letras mayúsculas" -como el dijo- junto a lectores, escritores, amigos y familiares. 



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