El más antiguo mecanismo para romper el huevo que se conoce

El más antiguo mecanismo para romper el huevo que se conoce

Larvas de insecto recién nacidas atrapadas en ámbar muestran el más antiguo mecanismo para romper el huevo que se conoce

 

Madrid.-Ésta es la historia de unos desafortunados insectos que quedaron atrapados en el ámbar…, pero también de
unos científicos que en la desgracia de esos insectos recién nacidos han encontrado una oportunidad única,
la de estudiar por primera vez la eclosión de varias larvas de hace 130 millones de años. El reciente estudio
publicado en la prestigiosa revista Palaeontology muestra cómo esos diminutos insectos crisopoideos
agonizaron justo después de romper el cascarón y quedaron inmortalizados. Se trata de una puesta fósil de
varios huevos y las larvas por encima de ellos. Se han descrito las larvas con el nombre Tragichrysa
ovoruptora, algo así como “trágica crisopa rompedora de huevos”.

La importancia del hallazgo radica en que
hasta ahora no se habían encontrado en el registro fósil esas estructuras que permiten la rotura del cascarón,
en parte por lo efímero del proceso del nacimiento y lo rápido que los restos desaparecen después del mismo,
como indica el coautor del estudio Michael S. Engel, de la Universidad de Kansas.
Estos recién nacidos que encontraron la muerte nada más nacer disponían de “una especie de ‘máscara’ con
una hoja dentada que quedaría adherida a la cáscara de huevo vacía, que es exactamente lo que se ha
hallado en el ámbar junto a estas larvas”, como explica Ricardo Pérez-de la Fuente, investigador del Museo
de Historia Natural de la Universidad de Oxford y autor principal del trabajo.

La evidencia de la tierna edad de las larvas fósiles estaría en su pequeño tamaño y en las características del cuerpo, como por ejemplo las dos piezas bucales de sus mandíbulas no interbloqueadas y no endurecidas. Poco después del nacimiento y antes de dispersarse para buscar presas de las que alimentarse, las mandíbulas de este tipo de larvas cambian y se vuelven funcionales.

Cuatro larvas recién nacidas de Tragychrysa ovoruptora
conservadas junto a los restos de los huevos de la puesta y uno
de los mecanismos para abrir el huevo que se ha conservado
(recuadros de la derecha). Imagen modificada del artículo de
acceso libre publicado en la revista Palaeontology. Figura:
Ricardo Pérez-de la Fuente, Oxford University Museum
Preparaciones de ámbar con las larvas fósiles (arriba) y
puesta de huevos de insectos crisopoideos actuales (abajo)
para su comparación. La cabeza de un alfiler hace de escala.
Foto: Ricardo Pérez-de la Fuente, Oxford University Museum

 

Todas las preparaciones estudiadas se obtuvieron de la misma pieza de ámbar y son tan delgadas como una
cabeza de alfiler, pero la conservación es tan buena que permite un relato detallado de lo que ocurrió y de las
características de los pequeños huevos, según Dany Azar de la Universidad del Líbano, coautor del estudio,
quien descubrió y preparó las muestras de ámbar estudiadas.
Parecería razonable suponer que los rasgos implicados en un evento vital tan crucial como es el nacimiento
(eclosión) habrían permanecido muy estables durante la evolución, pero como indica Enrique Peñalver, del
Museo Geominero, perteneciente al Instituto Geológico y Minero de España (IGME), también coautor del
estudio, "hay casos conocidos en insectos actuales, incluso de grupos muy estrechamente relacionados, que
muestran diferentes métodos de eclosión que puede conllevar la pérdida de parte de la puesta. Por lo tanto,
la estabilidad a largo plazo de un mecanismo de eclosión en un linaje animal determinado no puede darse por
sentado". En el caso de los insectos crisopoideos, se observa que los actuales eclosionan como ya lo hacían
sus antepasados hace 130 millones de años. Este sofisticado mecanismo de eclosión al parecer es muy
eficiente, si tenemos en cuenta su perduración hasta nuestros días.
Imágenes.

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