Un otoño duro

A los españolitos de a pie, y especialmente si además somos asturianos, nos está tocando vivir un duro otoño. La proximidad, en primavera, de varias elecciones (autonómicas, municipales, europeas y probablemente generales) hace que los políticos estén inquietos, que son muchos los sillones bien renumerados que están en juego. Además, al decir de expertos, los atisbos de una nueva crisis se vislumbran ya en el horizonte.

Como era previsible se celebró en la Junta General del Principado el debate sobre el estado de la región sin que el mismo pase a la historia y, por supuesto, ante la indiferencia general del ciudadano. Un fuerte temporal de nieve nos azotó poniendo al descubierto las carencias de nuestras infraestructuras. Si nuestros montes estuvieran más cuidados no hubiera habido tanta caída de árboles por el peso de la nieve. Hubo momentos en los que Asturias estuvo totalmente incomunicada por tierra, mar y aire y además estamos viviendo una desbandada general de aerolíneas en el aeropuerto de Santiago del Monte mientras el consejero de Industria Isaac Pola pone cara de póquer y el director de Turismo y Comercio, Julio González Zapico, flojo donde los haya, se ufana en vender los logros de su departamento con un turismo, afirma, al alza. Le va a crecer la nariz como a Pinocho. El centenario de Covadonga está pasando a mejor vida pero gracias a la visita de los Reyes de España y sus hijas continúan habiendo colas para visitar la cripta y también Los Lagos.

Peliagudo está lo de mantener en funcionamiento la planta de ALCOA en Avilés. Es lo que tiene estar en manos de las multinacionales. Nuestros empresarios son pocos aunque por fortuna bien avenidos. Las tres Cámaras de Comercio van cada una por su lado y la desigualdad de la financiación autonómica, Javier Fernández no deja de suspirar por una financiación justa y equitativa entre comunidades a lo que Pedro Sánchez ya ha dicho que no en esta legislatura, que no hay tiempo pero si para poner a Franco de moda, lastra el desarrollo del Principado.

Con muchos de nuestros políticos desnortados el papel del empresario se ve afectado por unas administraciones que no acaban de valorarles. Para crear empleo o se cuenta con ellos o apaga y vámonos. Pero la obsesión del gobierno de la nación en estos momentos, además de enfangarse con el problema catalán, es subir impuestos para tratar de mantener la espiral de ayudas sociales y los gastos propios de las distintas administraciones que en algunas zonas, caso de Andalucía, por ejemplo, hasta se cuadriplican: Central, autonómica, diputación, municipales. Veremos a ver lo que pasa el día dos de diciembre en la comunidad más grande de Espa"a. Como el clientelismo pesa mucho volverá a ganar el PSOE con mayoría minoritaria. Subirá Ciudadanos y bajará Podemos por sus divisiones internas mientras Izquierda Unida mantendrá el tipo. O sea, los andaluces tendrán Susana Díaz para rato. Por cierto ¿Qué fue de aquel chico que es su dirigente, un tal Alberto Garzón?. Está desaparecido, fagocitado supongo por su buen amigo Pablo Iglesias.

Aquí, en Asturias, han comenzado los contactos de Javier Fernández con las demás fuerzas políticas para tratar de sacar adelante los presupuestos lo que sería bueno para nuestra comunidad aunque en principio solo cuenta con el cariño de Izquierda Unida. Como ya estamos en campaña pre electoral supongo que cada grupo político tirará para su lado. ¿Cuándo les interesó el bien general de la ciudadanía?. Nunca.



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