El plagio de Pablo Casado

A finales del pasado mes de julio, se detectó por algunos medios de comunicación el plagio efectuado por Pablo Casado, que procedió con la reproducción de varios párrafos de un texto que se encuentra en la página web del Congreso de los Diputados para incorporalos a un artículo titulado “La diplomacia parlamentaria”, que se publicó por el Ministerio de Exteriores, en el año 2012, en Retos de nuestra acción exterior: Diplomacia Pública y Marca España, una obra monográfica en la que participaron treinta personas conocidas en sus respectivos ámbitos.

El alcance del plagio, según lo demostrado, afecta claramente a cuatro de las nueve páginas que abarca el trabajo del actual líder del PP.  

La utilización de la artimaña de copiar y pegar texto se ha reconocido desde el entorno de Pablo Casado. Para excusar al dirigente se ha afirmado que los textos reproducidos constituyen información pública de la propia web del Congreso que aparece sin autor. Sin embargo, esa justificación es absurda, ya que el texto de ese portal constituye un objeto de protección de la protección intelectual, que incluye todas las creaciones originales literarias, artísticas o científicas expresadas por cualquier medio o soporte, tangible o intangible, actualmente conocido o que se invente en el futuro, excluyéndose únicamente las disposiciones legales o reglamentarias y sus correspondientes proyectos, las resoluciones de los órganos jurisdiccionales y los actos, acuerdos, deliberaciones y dictámenes de los organismos públicos, así como las traducciones oficiales de todos los textos anteriores.

Que un texto se divulgue en forma anónima o bajo seudónimo o signo implica, únicamente, que el ejercicio de los derechos de propiedad intelectual corresponde a la persona natural o jurídica que lo publique con el consentimiento del autor, mientras no se revele su identidad.   Ciertamente, el caso es interesante, pero su relevancia jurídica es escasa. Sin embargo, el acto de Pablo Casado denota algo de desidia para realizar un trabajo propio y muestra claramente su deseo de aprovecharse del trabajo propio para obtener beneficios propios. Este hecho no deja una buena imagen del líder del PP, que debería aprender a valorar el trabajo ajeno y a no apropiarse de frutos que no hayan sido generados por él mismo.



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