Mis vacaciones por el Concejo de Aller

De nuevo en Oviedo, tras pasar la segunda quincena del mes de agosto en mi querido Concejo de Aller. Concretamente, en el puerto de San Isidro, en el "Mayau" de los Collainos. Lugar dónde mi familia tiene una cabaña desde hace casi 40 años.
Mi primer día coincide con la celebración de la festividad en honor a la Virgen de las Nieves, en la braña donde se ubica su pequeña ermita. Misa al aire libre sobre  un promontorio de piedra, con vistas a la estación de Fuentes de Invierno. Tras la misa, procesión alrededor de la capilla, la tradicional puya del ramu y sesión vermut. Los siguientes días iban a ser todos iguales. Madrugaba, como si fuera al trabajo. Para, las nueve ya había hecho la cama, lavado/vestido y desayunado. Tendría que esperar una media hora por el panadero. Aparte del pan y los dulces, le había encargado que me trajera La Nueva España todos los días.


Para las diez de la mañana ya estaba en marcha, carretera arriba en dirección a la Raya, el pueblo mas alto de Asturias (1.520 mts.) Para tener este galardón, debe estar habitable todo el año, pero los hay de mayor altitud ocupados en épocas estivales.
Unos días, mi meta era el pueblos leonés de Isoba, dónde me esperaban mi amigos, como Rodolfo, el "francés" que cada año acude puntualmente desde París; José, "melenas"; el afamado "Piru"; mis entrañables amigos de toda la vida Berto/Marta. Tino, el "casin", Paco, el de Felechosa. Nuestro lugar de encuentro, el bar "Casa Federico" y "La Casina".

 


Este año, hice nuevas amistades y tiene pinta de que van a ser de las que duren en el tiempo. Como Chuso/Aida y Oliver/Angela, gente de Felechosa con la que espero pasar buenos momentos como los vividos este estío. De hecho, ya estamos emplazados para el mes de "payares" en su pueblo, dónde voy pasar la otra quincena de mis vacaciones que me restan en los apartamentos "El Campal". Otros, días cambiaba de ruta y me alejaba del asfalto y me encaminaba hasta las cumbres. Tengo verdadera devoción por la travesía que parte de las pistas de esquí de San Isidro y me lleva hasta el glaciar más antiguo de la cordillera cantábrica, como es el lago "Ausente".

 


Por, las tardes las llenaba con la presencia de mi querida madre ya no me movía. Lectura, pelis del oeste, largas charlas y cena bajo el candil de la luna. Ahora, que esto escribo me entra la nostalgia de no saber por cuanto tiempo voy poder seguir disfrutando de su compañía.
Mañana será mi primer día de curro, la mesa que dejé vacía estará llena de cartas sin abrir. Cuando abra el ordenador me esperarán un montón de correos sin leer/responder. Extractos de bancos, facturas emitidas/recibidas para contabilizar. Las bromas de mis compis sobre el bronceado de "monte", que el de ellos será de "playa".


Menos mal que San Mateo ya esta a la vuelta de la esquina y podre disfrutar de las veladas llenas de música/copas rodeado de los que mas aprecio. Nada, amigos lectores, de nuevo aquí para contaros cosas de cosecha propia. La próxima semana espero estar en la inauguración de "La Goleta de Quico" y os cuento.



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