El aniversario de HUNOSA

Hoy cumple HUNOSA cincuenta años pero ya no es lo que fue. Sentenciado el carbón nacional por los distintos gobiernos y por la propia Unión Europea esto se acabará el próximo año. Como ocurrió también con la mítica ENSIDESA la marca pervivirá unos años más con la justificación de una diversificación que en la práctica apenas supone nada para esta Asturias doliente.

Hace cincuenta años asistí junto a otro colega, Eugenio de Rioja, el periodista más longevo de Asturias en la actualidad, cuenta 95 años, a la constitución de la compañía estatal minera en una reunión que se celebró en el Club de Tenis de Oviedo en presencia del entonces ministro de Industria Gregorio López Bravo. Eugenio y un servidor tuvimos que colarnos porque estaba prohibida la presencia de periodistas y allí pudimos comprobar como el ministro era un forofo de la petroquímica y nada defensor del carbón pero era Franco quien mandaba y además su esposa, Carmen Polo, era ovetense y también mandaba lo suyo. En un inicio la empresa se compuso con capital del INI y la aportación de activos por los empresarios mineros privados, todos en quiebra por lo que al poco tiempo HUNOSA fue toda paública. Llegó a tener 32.000 trabajadores directos y otros tantos indirectos y como no podía ser menos se convirtió en un gran laboratorio político sindical pese a los esfuerzos de un grupo de eficientes técnicos y ejecutivos que querían solo un funcionamiento profesional en la misma.


Con el paso de los años llegó la chequera sindical, poner las miles de horas sindicales a disposición de la dirección de los sindicatos, que marcó hasta hoy el devenir de la compañía. Entonces José Manuel Fernández Felgueroso era el presidente, Francisco Javier el secretario regional de CCOO y Emilio Barbón el de la UGT pero quien mandaba de verdad en el sector y en Asturias, no lo olvidemos, era un minero llamado José Angel Fernández Villa. Por HUNOSA pasaron a distintos niveles personajes muy interesantes. En el capítulo sindical Manolo Nevado, Francisco Corte, Antón Saavedra, Noel Zapico en los últimos años de la dictadura, Fernando Monge, líder de los vigilantes y que luego en democracia declinó la oferta de los socialistas para ser alcalde de Langreo, Tino Venturo, mano izquierda de Villa una temporada, hoy retirado en Gijón donde fue concejal años atrás, igual que Belarmino García Noval o Laudelino Campelo así como Antonio Hevia, Mino y otros buenos dirigentes de CCOO de la minería. También en las asociaciones profesionales Desiderio Díaz, alma de los administrativos.

Conocí a una serie de interesantes y eficientes técnicos. Para mi destacó sobre todos Ramón Madera, pero no debo de olvidarme tampoco de Alfonso García Arguelles. De vez en cuando el INI enviaba de Madrid algún paracaidista con desiguales resultados. En la etapa en la que fui responsable de comunicación durante quince años, nunca digas de esta agua no beberé, tuve el honor y el placer de trabajar con gente muy competente como Germán González, Andrés Suárez, Manolo Basteiro, José María Iturrate, y tantos otros con los que afortunadamente sigo teniendo contacto. La capacidad y la competencia de los técnicos de HUNOSA en muchas ocasiones quedó eclipsada por la conflictividad laboral o la tensiones extra empresariales. No puedo olvidarme tampoco de los compañeros que tuve en el departamento de comunicación como Marisol García Conde, Barettino, Salvador Hevia, Jorge Serrano, José Antonio Martínez Allende, Nito, Amador, Oca, Francisco Trinidad y alguno más que se me escapa.

Aparte de producir en gran parte la mayoría del único combustible autóctono de nuestro país HUNOSA fue mientras duró para Asturias una gran fábrica de empleo. Sin duda el punto de inflexión estuvo con la llegada de Felipe González a La Moncloa y Carlos Solchaga, hoy consejero independiente de la decadente Duro Felguera, al Ministerio de Hacienda. Como López Bravo el socialista tampoco podía ver el carbón y en una reunión con Pedro de Silva, Villa y compañía puso sobre la mesa 400.000 millones de pesetas para invertir en nuevos proyectos en el Principado a cambio de cerrar las minas, pero el "dragón" de Tuilla no tragó y todo quedó en agua de borrajas.

En una región como la nuestra, hoy en decadencia, este aniversario no es ciertamente para tirar cartuchos de dinamita pero la historia es la que es y por tanto no tenemos que arrepentirnos de la misma. En todo caso bien que mal si que nos falta liderazgo.



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