Enrique Herreros, un genio en la Cumbre

Enrique Herreros, un genio en la Cumbre

 

Un genio en la cumbre de los Picos de Europa, eso era Enrique Herreros; cuando los descubrió se sintió enamorado de ellos, y en ellos falleció.                   

 

Efectivamente, este hombre, inquieto y polifacético, que amaba la vida, por lo tanto amaba la naturaleza, se escapaba de la metrópoli para convivir en las cumbres de los picos de Europa con las águilas, cabras y rebecos, por supuesto, también con los cabraliegos, en búsqueda, quizás, de oxigeno puro, aunque todavía la polucion no había llegado al grado irrespirable, al que hemos llegado en estos últimos años, disfrazado de progreso y desarrollo, y por mas que los “nuevos profetas” nos anuncien catástrofes climatológicas inimaginables, nosotros nos limitamos a manifestarnos desplazándonos en vehículos de combustión con emanaciones de Co.  y  Co2, por eso Enrique Herreros, se alejaba de su Madrid natal para refugiarse, entre kas agujas de los Picos de Europa, porque aquí, se alejaba de los perniciosos gases de la civilización y de las amorfas masas  de “humanoides”, como dirían en su Codorniz del alma; porque sin duda alguna, La Codorniz, - “la revista mas audaz, para el lector mas inteligente” - era una válvula de escape, sibilina, a la que nos acogimos muchas generaciones, frente a la falta de libertad de expresión.

 

 

Enrique Herreros, bohemio genial, rompía, a base de ingenio con toda cadena social utilizando cualquier medio a su alcance para dejar su impronta, porque el arte es amor y el amor es vida y pasión. Viñetas, dibujos, pinturas, carteleras de cine o portadas de la Codorniz, artículos con ingenio, realizaciones cinematográficas; todo era válido para este creador; pero, a mi modo de ver ha sido el gran impacto sufrido con la magia de Los Picos de Europa, lo que le proporcionó la inspiración mas profunda para su realización artística, complementada, por supuesto, con la belleza femenina; este impacto quedo plasmado en esa maravillosa serie de pinturas y dibujos que hoy podemos contemplar en el Museo Enrique Herreros de Carreña en Cabrales.

 

 

Recuerdo a Pedro Páramo, ese cabraliego enamorado de su tierra, allá por los años ochenta, del pasado siglo, luchando a brazo partido, con la administración de su municipio para conseguir que se habilitara un lugar, para albergar la obra de Enrique Herreros, ese hombre que amó tanto nuestras montañas,que ha dejado su vida en ellas.  Tras una ardua labor, de mas de treinta años, se logró rehabilitar la  histórica  Casona de Barcena, un edificio popular y sencillo, muy bien recuperado, en donde la Fundación Enrique Herreros ha depositado una excelsa obra de oleos, acuarelas, dibujos, pasteles y técnicas mixtas, visiones, todas ellas, de los Picos de Europa y su entorno, en gran número, un excelso canto al Naranjo de Bulnes, con las mas diversas luces, en distintas horas y en días, claros, nublados, soleados, nevados, toda una sinfonía de luz y color en unas formas espontáneas y vigorosas, como la propia roca,

 

Maravillosa conjunción, la de los picos de Europa, mundialmente conocidos y que fueron, durante siglos, según la leyenda, la primera tierra que divisaban los navegantes al llegar de América y famosos en entre los escaladores, especialmente el “Urriello” o Naranjo de Bulnes. Con los cuadros del museo “Enrique Herreros” de Carreña en donde la vista se recrea con esos cuadros de un genio de las cumbres; los picos y las obras de arte son una gran oferta para el turismo que llega enamorado de las montañas para terminar degustando el queso de Cabrales. Aquí se dan cita la naturaleza, el arte y la libertad de los sueños que a través de su imaginación y sus pinceles trajo a la Casona de Barcena, en Carreña, Enrique Herreros, gracias al empeño de Pedro Páramo.

 

                        Tras muchos años de espera, se hecho realidad el museo de los Picos de Europa, estoy segura que por su calidad y sencillez, sera un faro de futuro.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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