Autores

Autores

Contaba el gran Labordeta que se había dado cuenta de que ‘Canto a la libertad’ ya no era suyo el día en que un amigo le dijo que en un pueblo de Paraguay lo cantaban al final de cada misa. Y abundaba, en ese extraño debate del autor y sus criaturas, que percibía en los conciertos en directo que sus temas dejaban de ser de su propiedad al ser coreados, que lo abandonaban en aquella comunión eufórica de los conciertos de los 70 del siglo pasado. El brasileño Gilberto Gil, el genio que un día fue ministro, es más rotundo al afirmar que una canción deja de ser de un autor en el momento en que la canta, sea en público o sea en cualquier sistema de reproducción de los muchos existentes.

Jaime Urrutia, otro crack, decía el lunes en estas mismas páginas que su hija de 15 años, tal vez cuestionada al respecto, opina que para qué pagar 20 euros por algo que es gratis. En Suiza se han legalizado las descargas de música, cine y juegos tras evidenciar que la mayor parte de la población practica el bochornoso pecado del latrocinio doméstico. Posicionarse ante este perverso escenario siendo espectador, aficionado impenitente y de escasos recursos económicos debe de ser jodido en este país. En el fondo del proscenio quedan la patata caliente de la ley Sinde , víctima del gatillazo propio de los gobiernos derrotados, y la gestión oscurantista de Teddy Bautista. Al margen del idealismo generoso de Gil y Labordeta, están los autores, que atisban la indefensión de su talento y a quienes definitivamente no tenemos en cuenta en nuestra gula tecnológica.

 

Ilustración: Imagen de Dios, pintura al fresco de Miguel Ángel.

 

Dejar un comentario

captcha