Performance

Performance

Desde hace años vengo contando a los amigos y conocidos un guión para performance artística que ahora presento en la ventana de Abrojo. El título del evento hasta ahora imaginario aparecerá al final.

Piensa en una enorme sala a oscuras con la excepción de un cuadrado central fuertemente iluminado con unos 3 m. de lado. El Respetable asiste al espectáculo en un silencio solemne. Aparezco yo, ataviado con un kimono negro y muy serio, trayendo un gran cartapacio, negro también, del que ceremoniosamente extraigo diversos materiales y objetos: papel japonés de textura exquisita; un serrucho de dientes finos; un bloque paralelepipédico de cedro bien pulido; un trozo de bambú gigante con un diámetro de al menos 10 cms.; papel de lija de gradual gramaje, acabando en esa calidad tan suave que parece seda; agua destilada en una botella de celadona, una barrita de buena tinta china negra y el platillo de porcelana para prepararla.

Saludo al público con una de esas reverencias japonesas de graduación media-alta e inmediatamente examino con cuidado el bambú. Escogida la zona de apariencia óptima me pongo a cortarlo len-ta y cui-da-do-sa-men-te con el serrucho e inspecciono el corte. Si me contenta, extiendo papel de lija sobre el bloque de cedro, agarro la caña y froto el corte sobre el bloque lijador hasta que veo que el primer grano de lija ha cumplido y lo cambio por el siguiente. Repito el frote sucesivamente hasta llegar al suave grano final, siempre con movimientos medidos, acompasados y sobrios. Con los ojos y dedos controlo el acabado y cuando estoy satisfecho paso a elaborar tinta: agua en el platito que espera a un lado, y más frotes, esta vez de la barrita de tinta que se deslíe en el agua hasta que el líquido muestra un negro saturado.

Se deduce que, al no haber mobiliario, todo esto se ha desarrollado en el suelo, sentado a la nipona, mientras en la oscuridad sigue reinando el silencio, sólo roto por mí con el aserrín-aserrán, el fru-frú de la lija y acaso con algún leve chirridillo, casi como un trino de pájaro, de la barra de tinta.

Coloco el bloque de madera en el centro de la escena y, cubriéndolo, la hoja de papel. Me levanto entonces, agarro firmemente con ambas manos la caña, cuyo extremo pulido hundo en la tinta y majestuosamente la sitúo sobre el papel bajando hacia su centro en donde presiono y dejo, al levantar, una circunferencia intensamente negra bajo una luz cegadora.

Dejo, con ademán muy zen, el bambú a un lado; muestro al Respetable el resultado y saludo profundamente. Aplauso cerrado, que menos.

¿El título?. Está claro: Hacer la O con un canuto.

2 comentarios

  • # MANUEL Responder

    30/05/2011 23:25

    Critica muy buena a los Performances actuales. Prodigare mas a menudo

  • # J.M. Responder

    05/06/2011 22:06

    Interesante post. El arte contemporáneo aporta que la principal seña de identidad del arte es la actitud del artista. un urinario en un retrete es un objeto útil, colgado en la pared de un museo es una obra de arte (Duchamp). Queremos más Abrojo.

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