Defraudadores en el gobierno

Hace unos cuantos años, cuando asistía como Letrado a la Comisión Especial de Drogas del Parlamento Asturiano, una organización dedicada a la rehabilitación de toxicómanos me invitó a comer en uno de sus centros. Se trataba de un gesto de solidaridad con los ingresados, de evidenciar que el SIDA, que algunos de ellos padecían, no se contagiaba con el contacto cotidiano. La comida la habían preparado los propios enfermos, aunque ninguno de ellos era cocinero. Especial atención mereció el postre, consistente en una macedonia de frutas excesivamente acuosa, servida en una copa de cristal, en cuyo centro, se había colocado un flan. Difícil fusión, pero no era el momento oportuno de exteriorizar ninguna crítica. No hubiera sido bien entendida.

 

La situación, mutatis mutandis, es similar a la de Sánchez y su gobierno. Conocidos sus miembros, se percibía claramente que no ligaban entre sí en el problema fundamental que tiene España: el secesionismo y el nacionalismo. Pero su composición generó un gran impacto en la sociedad y tampoco hubieran sido bien entendidos los reparos.

El globo se desinfla. Es el desenlace lógico. Es un gobierno improvisado para la foto, para la galería, pero no es un gobierno compacto, rocoso, coherente, serio, constitucional.

Rompió por donde nadie lo esperaba, por albergar en su seno a un defraudador. Curioso, por un motivo emparentado con el que sirvió de base a la moción de censura que elevó al poder a Sánchez.

El refranero español, fruto del ingenio popular, resume con gracejo lo acontecido: «Donde las dan, las toman». La locución latina Do ut des (Recibes lo que das), se expresa en el mismo sentido.

El locuaz tuitero y extravagante Ministro de Cultura y Deporte Màxim Huerta, defraudó a Hacienda 218.322 euros y fue condenado por ello. Demoledor para el incipiente gobierno sanchista, que resplandecía como una rosa en plena eclosión. El final estaba cantando. Las manifestaciones del Presidente en el sentido de que en su ejecutiva –por alcance en su gobierno- no tendrían cobijo los defraudadores, no daban pie al perdón. La culpa in vigilando le perseguirá durante su breve legislatura.

Más sobresaltos le vendrán de la mano de la Ministra de Política Territorial y Función Pública, Meritxell Batet, que, a pesar de ser Profesora de Derecho Constitucional, está empeñada en pasarse la norma suprema por al arco del triunfo, dicha sea la frase sin ánimo sexista ni peyorativo.

Si defraudar a Hacienda es moral y éticamente reprobable y causa obligada de dimisión o, en su caso, de cese de un cargo público, defraudar a la mayoría de los españoles y al ordenamiento constitucional, con graves daños para la democracia y la unidad de España, debe ser motivo de fulminación instantánea.

La Ministra en cuestión pretende recuperar artículos del Estatuto de Autonomía catalán declarados inconstitucionales por el Tribunal Constitucional, la reforma urgente de la Carta Magna y negociar 45 reivindicaciones económicas y sociales de Puigdemont. Regreso al pasado y oxígeno para los separatistas. El flan flotando en el caldo de la macedonia. Amalgama intragable.

Es este un gobierno de artificio, populachero. El caso del buque Aquarius es de una demagogia vomitiva. ¿Quién con un mínimo de humanidad les negaría alimentos y atención médica a sus ocupantes? Pero de ahí a conceder el estatuto de refugiados con derecho a educación, trabajo y vivienda a quienes son claramente emigrantes, es puro electoralismo, cuando no prevaricación. Hay que liquidar a las mafias que trafican con personas, no fomentarlas y enriquecerlas con gestos como este. Es como si el político que quiere acabar con la prostitución frecuenta los clubes de alterne. Y no lo olvidemos: en España hay mucha gente pernoctando en cajeros.

«El populismo ama tanto a los pobres que los multiplica».  



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