Pregón de "Santa Bárbara"

Pregón pronunciado en Mieres como arranque de las fiestas de "Santa Bárbara" organizadas por la Asociación Cultural y de Mineros de la localidad

Es para mi un honor y un placer aceptar la responsabilidad que me impone la Asociación Cultural y Minera "Santa Bárbara" de Mieres de pronunciar el pregón de arranque de las fiestas de "Santa Bárbara" de este año en el que, como es público y notorio, no corren bueno vientos para el sector minero ni para Asturias en general.

Mal que nos pese estamos asistiendo a la muerte de la minería asturiana tras haber sido durante años uno de nuestros mercados cautivos de riqueza y empleo pero que con el paso del tiempo, la aparición de nuevos combustibles, el agotamiento de yacimientos y la mala gestión de nuestros dirigentes, públicos y privados, nos ha llevado a la situación actual. De aquella Asturias en la década de los 60 con más de 50.000 mineros a la de hoy en donde apenas llegan a 2.000 han pasado muchas cosas y nada buenas para el sector.

Pero antes de entrar en otras consideraciones debo referirme al difícil presente que vivimos expresando mi solidaridad con la gente minera. Mi más sentido respeto y consideración con los cientos de trabajadores que a lo largo de la historia han dejado sus vidas en el tajo. Mi apoyo total a situaciones de hoy como el mantenimiento de las pocas explotaciones que nos quedan, Carrio, Santiago y Nicolasa en HUNOSA, más algunas otras en el suroccidente asturiano, de carácter privado; el apoyo a la residencia geriátrica que el Montepío Minero ha construido, no sin polémica, en Felechosa; a las centrales térmicas de Asturias y León que en aras de una defensa inconcreta del medio ambiente amenazan con el cierre; a los miles de pensionistas que a lo largo de toda una vida de esfuerzo y riesgo han dejado parte de su vida en las minas y, por supuesto, a las cuencas mineras en general que no acaban de recibir la compensación a la que tienen derecho tras haber visto esquilmada su riqueza, deteriorado su paisaje y perdiendo su más preciado tesoro, la juventud que huye hacia otros lugares en busca del empleo que aquí no tiene.


Todo lo contrario que en aquella película de los hermanos Coen, las cuencas si son un país para viejos. Asturias está convirtiéndose, sino lo es ya, en un gran geriátrico que año a año pierde población porque cada vez nacen menos ciudadanos mientras sí hay cada año más viejos. Asturias, amigos, es la región de Europa con menor tasa de natalidad, por supuesto por debajo de la media nacional, y la de población más envejecida.

Nuestra universidad, por ejemplo, hace 30 años tenía 44.000 alumnos y hoy apenas pasa de los 21.000. Lamentablemente el campus construido a pocos metros de aquí es un ejemplo de esa mala gestión a que aludo y es que incluso se me antoja que los grandes núcleos de población del Principado, caso del conocido como "ocho asturiano", esto es, Gijón, Oviedo y Avilés, son reacios a solidarizarse con las cuencas, bien compartiendo servicios, bien trasladando centros a ellas. Ahí está el caso de la Escuela Superior de Ingenieros de Minas cuyas instalaciones se caen a trozos en la calle Independencia de Oviedo pero cuyo profesorado y fuerzas vivas se niegan a trasladarse al campus de Mieres, magnífico en sus instalaciones pero apenas utilizado.

Felipe González al poder en España, Asturias hubiera aceptado la propuesta del entonces su ministro de Hacienda Carlos Solchaga, años después, lo que son las cosas de la vida, consejero independiente en Duro Felguera aunque ya ha dimitido, de invertir en el Principado en nuevos proyectos industriales 400.000 millones de pesetas a cambio de cerrar las minas. La frontal oposición sindical principalmente frenó tal posibilidad.

No puedo por menos referirme al medio ambiente, una bandera que siempre ha perseguido a la minería en esta Asturias contemporánea. Si ahora es el argumento con el que se quieren cerrar las centrales térmicas que Iberdrola tiene en Asturias y León, en los años 80 y posteriores fue también la bandera que se esgrimió para impedir la explotación de carbón a cielo abierto que de haberse consolidado seguro que hubiera alargado la vida del sector hullero en las cuencas centrales.

Que desde la transición a hoy nos ha faltado visión en esta querida tierra asturiana, no cabe la menor duda. Y es que por la ceguera y la soberbia de unos y otros en su momento, tras la muerte del dictador, Asturias y León no tuvieron el coraje y acierto de formar una comunidad autónoma, quedando el Principado en solitario y León uniéndose a una Castilla que no les quiere. Y es que en aquellos años teníamos un vaso comunicante como era la universidad.

Los centros de León, con su prestigiosa facultad de veterinaria a la cabeza en la que destacaba el prestigioso profesor Cordero del Campillo, dependían a través de un vice rectorado de la Universidad de Oviedo pero en cuanto murió Franco las fuerzas fácticas leonesas rompieron con Asturias. Las universitarias, las políticas y las empresariales, encabezadas por la familia Del Valle, propietarios de las empresa Hullera Vasco Leonesa y familia directa del que fue presidente del Gobierno en la dictadura Carlos Arias Navarro. Creo recordar también que no estuvo ajeno al divorcio de nuestras dos regiones el político Martín Villa del que las buenas lenguas decían que nunca se ha apeado del coche oficial desde su más tierna infancia.

Si Asturias y León se hubieran casado, otro gallo cantaría, pero entonces no hubo visión de futuro. Solo el presidente de la pre autonomía asturiana, Rafael Fernández, que buen recuerdo tengo de él, lo intentó sin éxito. El caso es que aquí estamos, con nubes en el horizonte, en un país que diga lo que diga Mariano Rajoy corre riesgo de desmembramiento y una Asturias que como uniprovincial que es, con una orografía complicada y males endémicos arrastrados del siglo anterior, va camino de no se sabe a donde. Con apenas un millón de habitantes cuenta con 300.000 pensionistas, 70.000 parados, 65.000 autónomos y 54.000 funcionarios. No tenemos banca propia, ni siquiera medios de comunicación, y son algunas multinacionales las que si gran intensidad se están instalando en nuestros polígonos. En la escuela nos decían que Asturias es España y lo demás tierra conquistada. Empiezo a dudarlo.

Muchas gracias.



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