Como ya he denunciado en numerosas ocasiones, tanto a través de nuestro ATICO como en los distintos foros en los que he tenido ocasión de hacerlo, Asturias ha sido una de las grandes discriminadas por el Gobierno Central  en lo que a política de inversiones en infraestructura concierne. Ello se ha  traducido en un inasumible retraso en la terminación de nuestras principales infraestructuras y se ha confirmado, una vez más, al convertirnos en una de las autonomías más perjudicadas por los recortes y reprogramaciones acordados en el año 2.010 para las obras ya en curso.  Con una mezcla entre indignación y estupor, los asturianos hemos tenido ocasión de comprobar una vez más que, mientras las regiones acreedoras de una incuestionable deuda histórica en materia de infraestructuras como es nuestro caso, sufren de forma evidente las consecuencias del necesario ajuste presupuestario, otras como el País Vasco, que ya tenían atendidas sus necesidades en la década de los 80, reciben 2.400 millones de euros mientras se produce tal ajuste

Constatada la injusticia cabe preguntarse ¿Y por qué ocurre tal cosa? A mi juicio la respuesta es clara: Asturias carece de peso político, tanto por su tamaño como por la subordinación que los distintos gobiernos autonómicos han mantenido respecto de sus homólogos gobiernos centrales, casi siempre del mismo signo.  No podemos hacer nada respecto del tamaño, pero sí en lo concerniente a nuestra actitud hacia el gobierno central que puede y debe cambiar radicalmente. Es momento de reivindicaciones y de exigencias, porque la situación lo requiere, porque la historia reciente nos legitima para ello y porque, aún pendientes de conocer la composición del próximo ejecutivo regional, parece claro que los asturianos han querido que sea un partido nuevo sin las ataduras de los partidos nacionales, el que forme Gobierno.  El hecho que ese partido esté liderado por alguien que conoce bien el sector y que durante su etapa de ministro de Fomento fue responsable de la licitación de 18 de los 26 tramos de la autovía del Cantábrico debe contribuir también a que por fin algo cambie en Asturias.

Y hablando de la Autovía del Cantábrico, de licitaciones y de ministros de Fomento, abro un paréntesis en el hilo argumental de esta carta para denunciar que la labor de un Ministerio de Fomento no se agota con la licitación de las obras, sino con su ejecución en plazo. Sobre esto, un dato: De los siete tramos adjudicados con el Gobierno de José Luis Rodriguez Zapatero, cinco de ellos están aún pendientes de terminación y al menos dos de ellos no se terminarán antes del año 2013.

Quiero terminar diciendo que, como siempre, desde CAC-ASPROCON no nos queremos limitar a pedir. Queremos comprometernos, hacer nuestros deberes y poner de nuestra parte todo lo que podamos para contribuir a la recuperación del sector y de la economía regional y el empleo. Con esta vocación nos hemos puesto a trabajar en distintos ámbitos. En el ámbito formativo, aprobando un ambicioso programa de formación incentivada que garantice la capacidad productiva de las empresas y la calidad de su servicio; en el apartado de la innovación, impulsando la creación de un cluster que ya desde su nacimiento es el más importante de Asturias por volumen de facturación y empleo de las empresas que lo integran y el más ambicioso de cuantos operan en España dentro del sector construcción; y en el reto de la internacionalización, apostando por la sensibilización de las empresas y la colaboración con Asturex como principales herramientas para conseguir que el sector de la construcción en Asturias tenga un futuro más allá de nuestras fronteras.

*Presidente CAC-ASPROCON