Protestas y nuevo orden financiero

Los indignados que desde el 15 de marzo ocupan la Plaza Catalunya en esta ciudad representan un movimiento social mundial que se inició en Egipto y se esparció en buena parte de Medio Oriente, y cuyas raíces hay que buscarlas más allá de manifestaciones de emergencia del individuo, del discurso moral, de revueltas de las masas populares explotadas y de clases medias inconformes. El detonante de esta crispación que ha provocado la caída de gobiernos legítimos tiene su origen en la grave crisis económica global que ha venido sacudiendo las economías de Estados Unidos, las más sólidas de la Unión Europea y  amenazando las imperturbables finanzas de países escandinavos.

Si ciertamente en cada uno de esos movimientos sociales ocurridos a escala global hay elementos particulares que inciden en el descontento popular, subyace en el fondo el factor económico, vinculado a la crisis financiera generada en Estados Unidos por la falta de regulación de los mercados financieros a futuro que, con la complicidad de bancos y autoridades, se convirtieron en los rectores de la economía a escala planetaria.

Egipto, Túnez, Siria, Yemén, Libia, Grecia, Marruecos, Portugal, Francia y España son solo algunos de los países que se han visto sacudidos por movimientos sociales que si bien cada uno tiene agenda propia, en el fondo los efectos de la crisis económica mundial impulsan el malestar general de insatisfacción y desconsuelo que se percibe en el planeta.

Esta ciudad de Catalunya, caracterizada por su belleza arquitectónica, cuna de eventos culturales y artísticos, y repleta de muchachos rebeldes que toman las plazas para drenar sus energías juveniles, hoy se observa agitada por las protestas de los indignados, un movimiento social que agrupa la más amplia gama de organizaciones, inspirados en una agenda local contra el gobierno autonómico que recorta el presupuesto por los efectos de la misma crisis que abate a toda España.

Con cinco millones de desempleados que cobra la local  hasta el momento, España se ve amenazada por la crisis griega, cuyo gobierno no ha podido renegociar su deuda, a los fines de relanzar su golpeada economía. Los anuncios de Alemania y Francia este fin de semana, que mostraron su disposición de facilitar los recursos para inyectar la economía griega,  mejoran el estado de ánimo aquí.

Y no solo el gobierno central español ha tenido que recurrir al crédito para hacer frente a la crisis económica, sino que los gobiernos autonómicos se vieron precisados a recurrir al endeudamiento como forma de enfrentar el vendaval que afecta la otrora próspera economía española.

El reflejo de la crisis griega se siente en España.  De acuerdo con el Banco de España, en el primer trimestre de este año, el endeudamiento autonómico se disparó el 26 por ciento en los últimos 12 meses, hasta 121,240 millones de euros, una cifra récord. La deuda de la administración central es de 487,780 millones de euros, siendo la de Barcelona la de mayor endeudamiento con un 33 por ciento.

 

Y las distintas capas que son afectadas por esta crisis económica mundial apelan la protesta pacífica, que en esta ciudad se tornó irremediablemente violenta cuando varios parlamentarios fueron agredidos físicamente por los integrantes de la jornada convocada frente al edificio del Parlamento.

Como refirió el presidente Leonel Fernández en una entrevista al periódico El País y la cadena Ser, si el origen de la actual crisis económica se debe a la falta de regulación de los mercados financieros en contratos a futuro, ¿no debería generarse un esfuerzo mundial para que la Organización de las Naciones Unidas adopte medidas generales que controlen la especulación financiera?

La desregulación de los mercados financieros en Estados Unidos y en el resto de las naciones de economías fuertes es el origen de la actual crisis económica mundial. Ha sido una denuncia que el mandatario dominicano lleva a los distintos foros en los que se discuten fórmulas de cómo buscar soluciones para salir del actual atolladero económico.

 

Ha explicado el presidente Fernández que desde hace años funciona un sistema no regulado y mecanismos financieros que perjudican las economías de los países, lo que a su vez genera crisis sociales, que terminan con la caída de gobiernos legítimamente electos. El funcionamiento irregular de los mercados financieros provoca deslegitimación de gobiernos democráticos, electos por el voto popular.

Si los mercados se globalizan, se globaliza la cultura, la ciencia, el conocimiento, los bienes y servicios, las mercancías y los capitales, es necesario que globalicemos una nueva conciencia común dirigida a cambiar los esquemas financieros que obligan a los gobiernos a la adopción de medidas que perjudican a la mayoría, mientras un grupo de insaciables hacen negocios perversos con el fin de seguir acumulando riquezas.

 

Esa nueva conciencia común debe articularse, como ha propuesto el presidente Fernández, en el seno de las Naciones Unidas, para que el G-192 sea el que discuta y adopte decisiones que den al traste con la especulación y termine la imposición del sector financiero sobre la economía. Esos esfuerzos deben desplegarse para que los países ricos y pobres no vivan en la incertidumbre que provoca la desregulación y los efectos que de ella se desprenden.

Todos los países miembros de las Naciones Unidas deben abogar por un nuevo orden financiero mundial, basado en la justicia, la equidad, la sostenibilidad económica, la regulación y el respeto. El movimiento social mundial debe enderezar sus esfuerzos hacia esos objetivos, pues mientras nos peleamos entre nosotros, los verdaderos responsables de la crisis económica disfrutan sus riquezas, guardadas en paraísos fiscales no supervisados.

El movimiento social, bajo una nueva conciencia común, tiene que exigir a los organismos financieros multilaterales mayor conciencia y responsabilidad para enfrentar las distorsiones de los mercados financieros. Los gobiernos, como los ciudadanos, son víctimas de esa mano invisible que se beneficia de la desregulación.

Cuando ésta plaza de Catalunya cese en sus reclamos, la agitación social se habrá apoderado de otro escenario con otros actores. Ojalá que una nueva conciencia común nos haya arrastrado a la protesta pacífica, pero a favor de un nuevo orden, más equitativo,  justo y regulado. 

 

*Director Prensa Presidencia R.D.



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