Made in Asturias

Asistí en la tarde de hoy al estreno mundial del musical “El alma de la melodía” en el Teatro Jovellanos de Gijón y tras las más de dos horas que dura el espectáculo debo decir que me ha impresionado muy favorablemente el esfuerzo artístico de este grupo creativo nucleado por Cronistar producciones, una productora de radio y televisión que encabezan con ánimo y acierto Nacho Fernández, Elena de la Fuente y Pedro Laguna. Siempre digo que una sociedad que crea cultura, que edita libros, pinta cuadros, compone música, hace teatro, etc. puede ser un sociedad afectada por graves problemas pero nunca será una sociedad muerta, tal es el caso de la asturiana porque con la que está cayendo, con las dificultades de financiación existentes, la racanería de las Administraciones cual coro plañidero a las órdenes de Mariano Rajoy, etc., el que un grupo de artistas se hayan lanzado a crear este musical hace que como asturiano me sienta importante y hasta opotimista.

“El alma de la melodía” es una historia musical del bien y el mal, con ciertas alusiones a la Sociedad General de Autores cuyo relaciones públicas y delegado para el Noroeste de España, Javier Vidal, no vi entre el púlico. Un guión escrito por mi admirado colega David Serna sirve de nexo a una serie de numerosos musicales de corte internacional, con la sorpresa de unos segundos de tonada y gaita asturiana que arrancaron el primer aplauso del público; un público que llenó el teatro en esta primera función en el Jovellanos por donde anduvo el concejal de Cultura del ayuntamiento de Gijón Carlos Rubiera. También saludé al director del festival de cine de Gijón Nacho Carballo que tiene buena pinta aunque seguro que pocos euros de presupuesto. La verdad es que ayer en el Jovellanos estaba el casi todo Oviedo no oficial comenzando por el magistrado Agustín Azpárren. No faltaron empresarios como Ignacio García Rodríguez, Marcelino Llaneza y hosteleros como Javier el de Ovetus y el omnipresente Miguelo. El televisivo Fernando Miranda cuchicheaba en el descanso con Manuel Fernández de la Cera que desde que se ha jubilado no se pierde sarao -Antes tampoco-. Janel Cuesta, ex presidente del Grupo Covadonga me felicita como ovetense que soy al término de la función. “Me ha gustado mucho” dice. El próximo día 24 nos veremos las caras en Moreda, en los premios Dionisio de la Huerta, donde el bueno de Janel glosará la figura de uno de los premiados, el piragüista Manuel Busto quien lamentablemente no podrá estar presente en el acto ya que se encuentra en Colombia promocionando los productos de su patrocinador Sierrragres. El premio, una escultura de Luengo, lo recogerá su esposa. A lo lejos veo a Aquiles Tuero, sin sombrero y muy lejos ya de su Nueva York querido. Si este musical le coge con 30 años menos es capaz de llevarlo a Broadway. El productor Manolo Díaz no podía faltar así como el veterano Dany Daniel con una estampa otoñal que a su paso hace suspirar profundamente a las señoras.

Lo bonito, y necesario en estos tiempos, de esta producción teatral es que Cronistar la ha llevado a cabo por el sistema de cooperativa. Y ninguno dudó ponerse manos a la obra, desde el primer actor al último colaborador. Tras unos días en el Jovellanos la nueva parada de “El alma de la melodía” será el auditorio Príncipe Felipe de Oviedo y luego gira por España. Pero en lo que quiero hacer hincapié con estas líneas es en que “El alma de la melodía” es un producto made in Asturias, ese slogan que debería ser más realidad y que propuso con poco éxito Francisco Alvarez-Cascos cuando tomó posesión como presidente del Principado. Hechos como éste demuestran en definitiva que en Asturias sabemos hacer algo más que sacar carbón o hartarnos de gaita y tambor, lo que tampoco está nada mal. Amigos de Cronistar, larga vida a “El alma de la melodía” y como dice la gente del teatro antes de alzar el telón, deseando suerte, ¡Mucha mierda!.

 



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