Yo no quería...

Las yemas de mis dedos besan con sumo deleite el teclado del ordenador portátil parece que tienen vida propia. Mi cerebro permanece ajeno a todo esto que ahora acontece. Qué quieren expresar con tanta pasión?
 
Los voy dejar a su libre albedrío y que sigan besuqueando hasta que se cansen. Vaya, debo levantarme, tocan/llaman a la puerta. No espero a nadie. Quién será.
 
- Sorpresa!
 
Y tanta, es una mas que amiga. Qué, me dice, tengo el móvil muerto y quería saber de mi. Llueve y no hay nadie por la calle, no quería estar sola y supuse que estarías escribiendo.
 
- Ya ves, has acertado.
 
- Nos vamos o quedamos?
 
Las yemas que hace unos minutos querían acariciar estas teclas. Ahora, ya están sobre la piel de mi querida amiga. Para no oír el molestoso sonido de la lluvia, subo el volumen de la mini cadena musical.
 
- Nos quedamos...
 
La carne es débil y ya se que es pecado comerla estos días pero...nada dicen las escrituras de acariciarla. Creo, que mis dedos disfrutan más ahora, tienen mas picardía que un viejo verde a la puerta de un colegio.
 
Tarde de pasión... viendo junto a mi amiga las procesiones de Sevilla. Sois, muy malos ya pensando en la lujuria. Vamos a esperar a que concluya estos días tan píos y luego ya pecaremos.
 
- Estas de coña, me dice, mi amiga.
 
Gano ella. No iré al cielo. Que se va hacer...



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