Dimitri Trenin defiende que la política exterior de Rusia “elimine los obstáculos” para avanzar en la “modernización” del país

Dimitri Trenin defiende que la política exterior de Rusia “elimine los obstáculos” para avanzar en la “modernización” del país

El director del Instituto Carnegie Moscú, Dimitri Trenin, ha defendido hoy en Santander que la política exterior de la Federación de Rusia necesita de una estrategia a largo plazo que tenga como objetivo la eliminación de los “obstáculos” que impidan avanzar en la “modernización” y en la “eficiencia” del país.

Así se expresó durante una rueda de prensa con motivo de su participación en el Seminario ‘20 años sin la URSS’ que se celebra esta semana en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) bajo la dirección del abogado del Estado y jefe de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), Jesús López-Medel.

 

“Rusia ha recorrido un largo camino, pero queda mucho por hacer hasta adaptarse a la nueva realidad postimperial”, señaló Trenin, quien incidió en la importancia de que su país olvide la etapa de expansión territorial para centrase en la modernización que lo acerque a los países más desarrollados del mundo. “No se trata de controlar a otros, sino de ser más eficientes y más modernos”, opinó.

En este sentido, apostó por ampliar las relaciones con Europa y el Atlántico, aunque sin olvidarse de las fronteras del este de Rusia. “Hay buenas señales de que mi país camina en esa dirección, y cada vez se presta más atención a Japón, China, Corea del Sur o Estados Unidos”, valoró.

De todas formas, el director del Instituto Carnegie Moscú recomendó acabar con la “ansiedad” de las autoridades rusas en el tratamiento con el poder americano y en la “reconciliación” con los países que formaron parte de la antigua Unión Soviética. Para ello, un buen paso sería, en su opinión, “colaborar en el ámbito de la defensa y la seguridad”.

 

Trenin destacó las dificultades de los ciudadanos rusos tras la caída de la URSS y consideró que el precio que se ha pagado, con una pérdida de libertades individuales y una cesión a las clases dirigentes, ha sido “demasiado alto”.

De hecho, opinó que Rusia se enfrenta a un “callejón sin salida”. “Debemos compartir una causa común y convertir a Rusia, un país de 160 millones de habitantes, en una nación que vaya más allá de la unión política”, concluyó.

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