Los refugiados sirios tienen que hacer frente a duras decisiones

Los refugiados sirios tienen que hacer frente a duras decisiones

ERBIL, Irak,  (ACNUR/UNHCR) – La mayoría de los refugiados huyen de sus hogares para escapar de la violencia y la persecución. Para Ahmed* dejar Siria era, literalmente, un asunto de vida o muerte. Este hombre de 43 años estuvo luchando contra un cáncer de estómago durante seis meses antes de que huir de su país el pasado mes de agosto hacia Erbil, la principal ciudad en la región del norte del Kurdistán iraquí.

Hasta entonces estuvo viajando a Damasco cada dos semanas para recibir tratamiento médico. Pero cada vez era más difícil recorrer esa distancia desde su casa, en el noreste de Siria, hasta la capital, ya que el conflicto en el país empeoraba por momentos.

"Viajaba cada dos semanas unas 12 horas desde Al Hassakeh a Damasco para recibir tratamiento de quimioterapia. Tenía que conducir entre los bombardeos y el fuego de artillería. Me arriesgué para sobrevivir" cuenta Ahmed.

 

Todavía pálido y demacrado, Ahmed sujeta un gran paquete con medicinas en casa de su hermana en Erbil mientras explica que la violencia en Siria hizo imposible que recibiese el tratamiento necesario para curar su cáncer. Hay una gran falta de medicinas en los hospitales locales por todo el país y los médicos a veces no pueden llegar a los hospitales.

"Mi vida estaba en peligro, no podía encontrar más medicinas y estaba a punto de morir. Tuve que dejar Siria para salvar mi vida" dijo Ahmed. "Cuando llegué aquí, a Erbil, tuve que registrarme con ACNUR. Este registro me permitió obtener la residencia en el Kurdistán (Irak). El personal de ACNUR me trasladó al Hospital Nana Nelly, en Erbil, donde recibo tratamiento gratuito".

 

Ahmed dice que está satisfecho con el tratamiento y la quimioterapia que recibe. "Incluso incluye vitaminas. He engordado cinco kilos en los últimos cinco meses. Me está creciendo de nuevo el pelo. He nacido de nuevo. Le estoy muy agradecido al ACNUR".

Este refugiado sirio señala las venas de sus brazos, oscurecidas por la continua quimioterapia. "Es muy dolorosa. Me tumbo en la cama  de tres a cinco horas cada vez que recibo el tratamiento. Duele mucho. Pero está salvando mi vida" dice con voz apagada.

Ahmed llegó primero a Erbil solo, dejando a su mujer y cuatro hijos en casa. "Estaba muy preocupado por mi familia. Por aquel entonces había mucho fuego de artillería en el vecindario. Pero tenía que irme para salvar mi vida" repite.

 

Seliman*, de 10 años de edad, era el único hijo de Ahmed. Nació con una discapacidad mental. Dos meses después de que Ahmed dejara Siria, su hijo enfermó y fue ingresado en el hospital de Hassakeh.

"Seliman tenía neumonía, pero no quedaba medicina para salvarle la vida" recuerda Ahmed con lágrimas en los ojos. "Perdí a mi único hijo. No puedo creerlo. Que no hubiera medicinas para salvar la vida de mi hijo… Eso es demasiado duro".

La mujer de Ahmed y sus tres hijas finalmente se unieron a él en Erbil a principios de noviembre. Ahora todos viven con la hermana de Ahmed, que tuvo que huir antes. Conviven más de 20 personas en un apartamento de tres habitaciones.

Esta familia es una de los 9.500 refugiados sirios que viven con la comunidad local en Erbil. La región del Kurdistán acoge a tres cuartos de todos los refugiados sirios en Irak. Por todo el país, el número de refugiados sirios registrados o esperando ser inscritos se ha triplicado desde el 1 de septiembre: de 18.700 a más de 65.000. Y cientos de personas más continúan llegando cada día.

> Donaciones para la emergencia en Siria: www.eacnur.org

 

FOTO: © ACNUR/B.Sokol. Ahmed (izquierda) y su familia han encontrado una forma creativa para hacerse una foto en su cocina en Erbil. Por razones de protección necesitan ocultar sus identidades.

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