José Luis Balbín: «¿Quién nos puede sacar del fondo del valle?: Álvarez Cascos»

José Luis Balbín: «¿Quién nos puede sacar del fondo del valle: Álvarez Cascos»

«Cascos es uno de los escasísimos políticos en los que se puede confiar, al margen de las diferencias ideológicas. Siempre intenta cumplir lo que promete y casi siempre lo consigue»

 

En una de las cenas que tuve, previas a un antiguo debate de “La Clave” en televisión, el viejo profesor Tierno Galván me decía riéndose: “Es que usted, Balbín, debe ser el único que lee los programas electorales. Todo el mundo sabe que los programas electorales están escritos no para disuadir a los que dudan, sino para convencer a los ya convencidos”. Pocos días después tuve una conversación similar con un conocido dirigente sindical cuyo nombre callo por estar todavía en activo. Ambas conversaciones provenían de mi ingenuidad al reconocer que me había visto obligado a votar contradictoriamente en diferentes ocasiones, no porque yo fuese chaquetero, sino porque los partidos políticos lo son a menudo. Unas veces a favor de la OTAN, otras en contra; a favor o en contra de Afganistán o de Irak; a favor o en contra de Estados Unidos, según el momento y que sea el de Clinton o el de Obama. Las confusiones del ciudadano sincero son justificables debido a los cambios escandalosos de los líderes políticos. No es de extrañar, por ejemplo, que los hartos de las mentiras de muchos líderes armen la que están armando estos días. Pero sí lo es que los grandes cataclismos políticos ocurran una y otra vez en vísperas de elecciones y perjudiquen siempre a los mismos menos culpables. ¿Por qué siempre el sábado anterior a la jornada electoral y no el lunes siguiente?

 

Precisamente por tantas trampas sospechosas, siempre he pensado que el deber de un periodista creíble es servir de testigo informado, no de entusiasta sectario. Merece, pues, una explicación que esta vez falte a mi principio sobre la conveniencia de que los periodistas debamos mantener en silencio nuestro voto. La sinceridad me obliga a explicar por qué.

1.- Soy asturiano.

2.- Francisco Álvarez Cascos, también.

3.- Lo mismo que González de Mesa en quien Foro Asturias ha confiado la candidatura por Oviedo.

4.- Durante el mandato de otros paisanos, hemos asistido a la degradación de una Asturias ninguneada por el resto de muchos españoles.

5.-He pasado meses y meses pensando: ¿Quién nos puede sacar del fondo del valle, independientemente de lo simpático o antipático que nos sea a cada cuál?

6.- Álvarez Cascos. No es único en el mundo, pero sí uno de los escasísimos políticos en los que se puede confiar, al margen de las diferencias ideológicas. Siempre intenta cumplir lo que promete y casi siempre lo consigue.

7.- Es por eso, quizá, por lo que han intentado caricaturizarle tratándolo de “doberman” de la extrema derecha. ¿”Doberman”? Como dice un amigo periodista, no lo suficiente para morder tantas manos como las que han ido al pan. ¿De “extrema derecha”? De derecha, de izquierda, de centro y de cualquier otro estereotipo hay felizmente en todos los países democráticos, sin necesidad de añadir lo de “extremo” que sólo corre de cuenta de los agresivos. Recuerda a los tiempos de nuestra guerras y posguerras, los de “todos rojos y masones” o “todos fachas”.

 

En el caso de Álvarez Cascos y durante toda la campaña, sólo le he oído referencias históricas y culturales de las que otros carecen y educación sosegada en las alusiones personales a los adversarios. Mientras recibía una retahíla de insultos soeces sin alterarse, él se movía sin parar entre el Eo y Unquera, entre la montaña y el mar, de caleya en caleya, en busca de los paisanos de toda la vida. Esos que saben que cumplía lo que prometía cuando dependía de él y el único que se ha atrevido a enfrentarse a los aparatos mezquinos. Pese a los riesgos. Cuenta incluso con la vagancia habitual de sus adversarios.

Parafraseando a Marlon Brando en su interpretación de Marco Antonio en el Julio César de Shakespeare, “Todos le admirasteis alguna vez, y no sin causa. ¿Qué razón os mueve ahora para no prestarle reconocimiento?

 

Siempre que los pobres alzaban su voz  lastimera, César acudía en su ayuda. La ambición debería estar hecha

de una sustancia más dura. No obstante Bruto dice que era ambicioso y Bruto es ciertamente (o no) un hombre honrado.”

Faltan dos días. Quienes se equivoquen al votar pasado mañana, que no vuelvan a quejarse, como en ocasiones anteriores,  durante el próximo cuatrienio. Es ahora cuando tienen que votar.

 

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