Un futuro más allá de la muerte: El primer asturiano criogenizado apuesta por la resurrección

Un futuro más allá de la muerte: El primer asturiano criogenizado apuesta por la resurrección

La familia de un hombre de Langreo, quien falleció a los 71 años tras una larga batalla contra una enfermedad mental, ha tomado una decisión pionera: congelar su cerebro con la esperanza de una futura resurrección. Este caso marca un hito en España, siendo el primer asturiano y uno de los pocos españoles en optar por la criogenización cerebral, un procedimiento realizado en Suiza.

La criogenización, un proceso en el cual los órganos o cuerpos completos son preservados a temperaturas extremadamente bajas, aspira a mantener intactas las estructuras biológicas hasta que la medicina avance lo suficiente como para revertir la muerte. En el caso del langreano, su cerebro fue criogenizado y trasladado a la Fundación Europea de Biostasis, al norte de Zúrich, donde permanecerá en espera de avances científicos que podrían permitir su reanimación.

Este procedimiento no está exento de controversias y desafíos legales, ya que la criopreservación humana se encuentra en una zona gris legal en muchos países, incluido España. Sin embargo, en naciones como Estados Unidos, Suiza y Rusia, ya se han establecido protocolos para su práctica.

Según José Luis Cordeiro, ingeniero y experto en longevidad, los avances en la ciencia médica podrían hacer posible la reanimación de personas criopreservadas en las próximas décadas. Cordeiro, autor del libro "La muerte de la muerte", señala que este campo ha visto progresos significativos y que la criopreservación podría representar una nueva frontera en el entendimiento y tratamiento de la muerte.

En España, la criogenización comenzó a tomar notoriedad en los años 90, con casos como el de Cristina Comos Castillejo y su abuela, ambas preservadas en la Fundación Alcor en Arizona. Desde entonces, el número de españoles que han optado por esta opción ha sido limitado pero significativo, destacando el compromiso de algunas familias con la posibilidad de una vida extendida o incluso, potencialmente, infinita.

El coste de estos procedimientos varía ampliamente, comenzando en torno a los 28,000 euros y pudiendo ascender hasta los 300,000 euros, dependiendo del nivel de servicio solicitado. Estos costes reflejan no solo el proceso técnico involucrado, sino también la promesa de mantener los tejidos en un estado viable para futuras intervenciones médicas.

A pesar de las dudas científicas y los debates éticos que rodean a la criogenización, para algunas familias como la del langreano, la decisión representa una mezcla de esperanza y desafío a la finalidad tradicional de la muerte, mirando hacia un futuro donde la ciencia podría ofrecer no solo prolongaciones de la vida, sino nuevas existencias completas.

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