Discurso recepción Doctorado Honoris Causa

En estos momentos tan importantes para mi y mi Familia, quiero dejar constancia de mi especial gratitud a la Universidad de Oviedo, en la representación del SR. RECTOR MAGNIFICO y también a su DEPARTAMENTO DE ECONOMIA, por el gran honor que me conceden al nombrarme DOCTOR HONORIS CAUSA.


Gracias por recibirme en esta CASA, como un miembro más, sin duda alguna el más humilde.


Gracias por permitirme compartir con mi Familia, Amigos, compañeros de empresa y con todos ustedes, este gran Honor, que me colma de responsabilidad, agradecimiento y contenida alegría.


Y también gracias anticipadas por su esperada indulgencia hacia las breves palabras que a continuación me propongo dirigirles y que están escritas con la pluma del corazón.


No es mi deseo cansarles con una larga intervención. Seguiré el consejo que Don Quijote le daba a Sancho: ‘Sé breve en tus razonamientos, pues ninguno puede ser bueno si se hace demasiado largo’.

Cuando a finales del pasado mes de Julio, el Rector Magnífico me informó personalmente que la Universidad de Oviedo, mi Universidad, había tenido a bien honrarme con la distinción de DOCTOR HONORIS CAUSA, a propuesta del Departamento de Economía, estuve un largo rato pensativo.  Reflexionaba sobre las causas y razones por las cuales esta respetada Institución ha tenido a bien honrarme de manera tan especial. Durante días me encontraba confuso e incluso incrédulo.


Todavía, ahora, cuando me dirijo a ustedes, sigo preguntándome ¿Qué habré hecho yo para merecer este honor?


Porque no soy más que un empresario que toda mi vida fui desarrollando la actividad profesional, paso a paso. Y con la suerte de encontrarme siempre rodeado, arropado y apoyado por familiares, colaboradores y amigos de extraordinaria valía, muchos de ellos formados en esta Universidad.

Pero la realidad es que hoy la Universidad me premia por hacer lo que siempre he deseado. Y hago mío lo que decía el genial Mingote cuando recibía un premio: ‘No estoy seguro de merecer un galardón por hacer toda mi vida lo que más me gusta’.


Limitaré mi intervención a resumirles de manera lo más breve que sea capaz, alguna de mis experiencias personales y profesionales, por si pudiesen servir de orientación -en estos momentos nada fáciles- a las personas que buscan su futuro profesional. Y entre ellos, a los que conocemos con el evocador nombre de EMPRENDEDORES, tan de moda actualmente, pues a diario los medios de comunicación y los partidos políticos se refieren a los Emprendedores.


Nací en Cangas del Narcea, uno de los pueblos con más encantos de nuestro Principado, donde mis padres tenían un variado negocio:  almacén de piensos, comercio -llamado entonces ultramarinos-, surtidor de gasolina, autocares y camiones, una acreditada fábrica de embutidos,... en fin, algo de todo.


En el negocio familiar todos -sin excepción- aportábamos nuestro esfuerzo. Cuando regresábamos del internado en vacaciones, sabíamos que teníamos que ayudar en casa, conscientes de que nuestra ayuda era necesaria y útil.


Muchas veces pienso que aquellos primeros contactos con el negocio familiar, quizá hayan sido el germen que despertó en mi la vocación empresarial, pues me permitieron ir adquiriendo experiencia y poniendo en práctica las que conocíamos como las cuatro H: Honradez, Humanidad, Humildad y... Humor, que durante años había visto practicar a mis Padres y que he procurado sean la guía de mi quehacer diario a lo largo de todos estos años.



Permítanme Uds. que dedique un recuerdo de cariño y gratitud a mis Padres -Amalia y Secundino-, que en aquella difícil época de la posguerra, tuvieron que hacer muchos esfuerzos y sacrificios para sufragar los gastos de cinco hijos,  que realizábamos nuestros estudios en internados lejos de mi querido Cangas natal.


Comprenderán mi deseo de recordarles hoy y agradecerles sus esfuerzos.


Después de finalizar el Bachiller y Reválida, mis Padres me dieron la posibilidad de continuar formándome en la Escuela de Peritos Industriales de Gijón, hoy Escuela Politécnica de Ingeniería de Gijón, adscrita a esta Universidad, en la cual adquirí los conocimientos teóricos y prácticos que me permitieron llevar adelante el desarrollo y consolidación de las Empresas, unos años más tarde.

Al mismo tiempo que estudiaba, seguía colaborando con la empresa familiar. Y así, estudiando y trabajando, cumplí con mi etapa universitaria, dándome cuenta de que siempre podía tener sitio para el estudio y para la empresa, en perfecta unión entre ellos y con tiempo suficiente para ambos, pues como decía Jovellanos ‘solo falta tiempo al que no sabe aprovecharlo’.


Fue en esta Escuela de Peritos de Gijón –de tan gratos recuerdos- en donde pude desarrollar, no solo mis estudios superiores, sino también vivir de manera plena el verdadero espíritu universitario. 

Ese espíritu que contribuye de forma eficaz a conformar un carácter, una forma de ver, hacer y sentir que solo la Universidad es capaz de proporcionar.


Por ello quiero renovar aquí mi agradecimiento a la antigua y querida Escuela de Peritos Industriales de Gijón.


Es precisamente en aquellos momentos, acabados los estudios universitarios, cuando tuve la necesidad de tomar una importante decisión: ELEGIR MI FUTURO PROFESIONAL.


Poco a poco me consolidaba en la idea de que mi futuro estaría ligado al mundo empresarial. Y por ello, sin atender las ofertas de trabajo que me llegaron al finalizar la carrera en 1950, me incorporé en el variado negocio familiar, dedicando mi atención al transporte de mercancías y viajeros.


Posteriormente, en el año 1960, integramos nuestra actividad familiar de transporte de viajeros por carretera en AUTOMÓVILES LUARCA, S.A., ALSA, que había sido fundada en 1923 en Luarca, y que poseía una importante red de servicios regionales, mantenía una buena estructura jurídica y disponía de una capacidad financiera que nuestra empresa familiar no tenía.


Desde ese momento las empresas continúan su desarrollo y siguen extendiéndose, primero por España y luego por Europa, África y América, hasta llegar en 1984 a la República Popular de China.


Esta opción tomada sobre mi futuro ha marcado de forma indeleble el resto de mi trayectoria personal, siendo quizá una de las decisiones más importantes de mi vida.  Por ello, me gustaría realizar una breve “parada”, para comentar brevemente este importante tema de la elección del futuro profesional.


No hay duda de que el ambiente familiar ayuda en la elección. Es frecuente que en una familia la actividad de los Padres determine el futuro profesional de los hijos.

También hay personas que desde niños tienen unas cualidades y unas aficiones que influyen y muchas veces condicionan, la elección de su futuro.
Pero existen otras personas que afrontan la elección de su futuro sin ataduras ni vinculación alguna, y albergan grandes dudas cuando les llega el momento de elegir su futuro profesional.


Son esas personas las que más necesitan una orientación adecuada, que les ayude en su elección.


Acertar en esta importante decisión contribuye en gran medida a nuestro éxito personal y profesional, de ahí su gran importancia. El que ha elegido una actividad que le gusta y que encaja con sus aspiraciones e ilusiones, la desarrolla sin esfuerzo porque disfruta con su trabajo. No le pesan las horas. Y esa satisfacción se traduce en una mejor calidad de vida.


Por eso, llegado el momento de elegir,  es necesario realizar un análisis sosegado de las aptitudes y condiciones propias, y también consultar con expertos que nos ayuden a buscar un futuro profesional que nos proporcione satisfacciones y bienestar.


Y es precisamente  aquí en donde debemos fomentar y apoyar el que algunos de esos jóvenes puedan buscar su futuro en el campo empresarial, integrándose en ese grupo que denominamos EMPRENDEDORES.



Hace unos meses tuve la oportunidad de leer un estudio que,  refiriéndose a este  tema, se preguntaba: ¿El Emprendedor nace o se hace?.


Y decía que, frente a lo tradicionalmente aceptado, la realidad es que el 52% de los Emprendedores fueron los primeros de su familia en iniciar un negocio, tal es el caso de Bill Gates,  mientras que el 48% tenían unos padres emprendedores.


Pero lo verdaderamente importante es que nos esforcemos en ayudar a los que opten por esta  nada fácil, pero ilusionante y arriesgada vía empresarial, a fin de que dispongan de condiciones adecuadas para ponerla en marcha y desarrollarla.


La realidad es que ahora existen muchas limitaciones y grandes dificultades, tanto administrativas como financieras, para crear e impulsar una empresa. Como prueba de esas dificultades, voy a resumir la situación comparativa de España con otros Países, en lo tocante a las complicadas y variadas gestiones que deben realizarse para llegar a la creación de una empresa.


En los medios de comunicación, tanto nacionales como internacionales, se destaca con mucha frecuencia que España es uno de los países que impone más trabas y dificultades para la creación de Empresas.


Como prueba citaré solamente dos importantes referencias:

Un artículo en THE WASHINGTON POST, reproducido por LA NUEVA ESPAÑA, se mostraba muy crítico con las enormes dificultades existentes en España para crear una empresa.


Decía así el periódico: A pesar del lastre de nuestra deuda y del elevado paro existente, los obstáculos burocráticos que hay que sortear para la creación de un negocio en España requieren de 47 días (en comparación con los siete días de Francia).


Y como resumen de esas dificultades que hoy tenemos en España para la creación de empresas, copio al Banco Mundial que en su ‘Clasificación para emprender negocios’ dice que España se encuentra en el puesto mundial 62.


Me pregunto: ¿Por qué nos imponen tantas dificultades, para emprender nuevas actividades empresariales?.


No debemos olvidar que la única forma de crear puestos de trabajo y disminuir esas alarmantes cifras de paro está  precisamente en la empresa. 


¿No sería más lógico ayudar y facilitar su implantación y desarrollo?


Porque a los EMPRENDEDORES hoy se les obliga a realizar una carrera de obstáculos para llegar a conseguir los múltiples permisos que otorgados por diferentes administraciones, son necesarios para crear la empresa. Y, desafortunadamente, muchos se decepcionan y abandonan en el camino.


Quizá estas dificultades puedan ser uno de los motivos por los que muchos emprendedores asturianos no desarrollan aquí plenamente sus proyectos.
Porque no hay duda de que Asturias es una tierra de EMPRENDEDORES,  como lo prueba el hecho de que hay muchos empresarios asturianos que triunfan por el mundo. Si lo hacen allí ¿por qué no lo pueden hacer aquí?.

Dar cumplida respuesta a esta cuestión es labor de todos.


Sin embargo, quiero destacar que la necesidad de facilitar la creación de empresas, empieza a ser considerado hoy tema prioritario, tanto por las Administraciones Públicas como por organizaciones empresariales y medios de comunicación.


Y así, muy recientemente, un informe de Fedea define que  ‘simplificar los trámites para poner en marcha un negocio en España’ es una de las medidas que el Gobierno debe  afrontar de forma inmediata.


Y por lo que conocemos a través de los medios de comunicación, parece que la actuación de las Autoridades se encamina ahora decididamente en esa dirección.


Ojalá que, a corto plazo, España pueda situarse en los primeros puestos del ranking de facilidades para la creación de empresas.



Me vienen a la memoria las vivencias de mis mayores, los arrieros de Leitariegos, en las  antiguas  diligencias, precursoras de los modernos autobuses de hoy,  en las que existía el billete de tarifa reducida, popularmente conocida como “BILLETE DE LA MEDIA BURRA”.
Cuando el viaje se hacía más difícil por los imprevistos del camino: nieve, repechos, grandes baches, o cualquier otra dificultad que impedía el seguir avanzando, los viajeros que habían pagado la tarifa de la MEDIA BURRA tenían que descender al camino y debían ayudar a cochero y carruaje a superar el escollo, aportando su propia fuerza, capacidad y pericia.


Siguiendo este ejemplo, si todos colaboramos unidos, sin egoísmos, olvidando recelos y deseos de protagonismo, trabajando con prudencia en la misma dirección, estoy seguro de que podemos encontrar el camino para superar las dificultades que hoy soportamos, apoyando e impulsando la creación y el desarrollo de proyectos empresariales, como la mejor fuente de creación de riqueza y empleo.


Nuestra responsabilidad para con los que decidan encauzar su futuro hacia la actividad empresarial, no es otra que  poner a su alcance cuantas facilidades sean posibles  para que este  camino no se trunque  antes de comenzar  e inculcarles  la  necesidad  de trabajar. Sin trabajo no se hace empresa.


Hoy, cuando mis palabras se entremezclan con desalentadoras noticias sobre crisis, con dificultades de todo tipo para las empresas y las familias, es necesario retomar la senda de la ilusión, la esperanza, el esfuerzo y la confianza en nosotros como pueblo, como comunidad y como país que siempre ha sabido sobreponerse a las dificultades.

Hace unos días llegó a mis manos la cita de un empresario de fama internacional -Sir Richard Branson- competidor en el sector del transporte de viajeros en Inglaterra que decía así “las oportunidades de negocio son como los autobuses, siempre habrá uno próximo que pasará”.
Pues bien, para coger ese próximo autobús debemos mentalizarnos TODOS en la necesidad de un TRABAJO intenso y continuo.

Todos juntos debemos TRABAJAR para superar las graves dificultades y problemas actuales:

Los jóvenes, con su ilusión y su esfuerzo.
Los mayores, con su experiencia y su consejo.
Los Profesores de esta querida y respetada Universidad, con sus certeras enseñanzas.


Y este desarrollo que podemos alcanzar con el trabajo de todos, ha de tener como una de sus bazas fundamentales la colaboración profunda y continuada entre la UNIVERSIDAD y la EMPRESA. Por mi parte, quiero dejar constancia de mi total disposición para colaborar en su desarrollo.


Hago votos para que la intensificación de esa cooperación sea duradera, fructífera y eficaz, tanto para la UNIVERSIDAD como para la EMPRESA.



Finalizo mi intervención Reiterando mi agradecimiento a la Universidad  por su  generosidad al otorgarme este importante galardón.

Agradeciendo también a todos ustedes su compañía y atención a mis palabras.

Y dedicando un especial recuerdo a mi Familia, a mi hijos y a mi querida Esposa Maria Victoria, por su callada, eficaz y continua ayuda, que nunca me ha faltado.



Dejar un comentario

captcha