Otra España en otra Europa, a caballo entre dos elecciones

El próximo 26 de mayo las elecciones europeas son una gran oportunidad para poner sobre la mesa la necesidad de iniciar un cambio de rumbo tanto en lo que debe ser la Unión Europea (UE) -“una Europa entre iguales”-, como en la necesidad de hacer frente a uno de los retos claves del futuro, no solo de la UE en el terreno político y económico, sino en el terreno de las propias condiciones de existencia, ante los retos a los que nos aboca el cambio climático.  

Cinco son los ejes que deberían orientar el cambio para que España tenga otra política en una Europa diferente a la actual.  

Es el momento para llevar la redistribución de la riqueza también a Europa frente a las políticas de recortes que han multiplicado las desigualdades, impuestas por “la Troika”: el Banco Central Europeo (BCE) desde  Fráncfort (Alemania), la Comisión Europea desde Bruselas y el Fondo Monetario Internacional (FMI) con sede en Washington.  

Es el momento de revertir los recortes,  imposiciones y “rescates” diseñados con unas condiciones draconianas, que la Unión Europea, encabezada por Alemania, ha impuesto a los países de la UE, especialmente a los países del sur de Europa: Grecia, Portugal y España, y que han dañado seriamente a los países y a los ciudadanos, como tenía que reconocer, en enero de este año, hasta el mismo presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker: “Las instituciones europeas no fueron lo suficientemente solidarias con Grecia durante los años más duros de la crisis”. El reconocimiento llega tarde, cuando el daño ya está hecho y después de haber extraído más de 200.000 millones de euros durante el saqueo a Grecia.  

Es el momento de una Europa entre iguales, una Europa con relaciones de respeto y colaboración entre los países. Porque no hay nada más antagónico que lo hecho por la burguesía monopolista alemana, imponiendo un proyecto hegemonista al conjunto de países de la UE, y unas políticas de recortes y rescates dictadas por los intereses exportadores exclusivos de la clase dominante alemana.  

Es el momento de hacer frente a las exigencias de Estados Unidos y defender una Europa por la neutralidad; de defender una Unión Europea que no se pliegue ante las exigencias de Trump. El objetivo prioritario de la actual Administración norteamericana encabezada por Trump es liquidar el proyecto de una Unión Europea con el euro como insignia, y doblegarla si es necesario incluso por la vía de la fragmentación.  

La línea Trump  está intentando romper el proyecto de una Europa unida y desarrolla una estrategia desestabilizadora, agrupando a las viejas fuerzas de la extrema derecha europea de largo recorrido, como el Frente Nacional francés y la Liga Norte en Italia, ahora rebautizada como La Liga Italiana; y a otros, que han cobrado un auge espectacular en los últimos meses, como Alternativa por Alemania, un partido minúsculo y testimonial, que ya es la tercera fuerza política en Alemania; el Partido Liberal Austríaco, que actualmente está en el gobierno, y los “partidos por la libertad” de Holanda y Suecia, que han puesto en serios aprietos a los partidos tradicionales y ya condicionan la vida política de sus respectivos países. Y como colofón están los partidos gobernantes en muchos países de la antigua Europa del Este, como los de Polonia, Hungría y Chequia, que estaban en sintonía desde hace tiempo con los postulados esenciales de la línea trumpista.  

Es el momento de defender la unidad de los países europeos y la unidad de los pueblos de cada uno de estos países. En España, significa defender la unidad del pueblo trabajador de las nacionalidades y regiones de España frente a los que utilizan nuestras diferencias para dividirnos y enfrentarnos.   Hoy la doble unidad de los pueblos y los países es más necesaria que nunca frente a las injerencias norteamericanas para imponernos el “Brexit” y otras divisiones con las que dominarnos y hacer prevalecer sus intereses de superpotencia mundial.  

Es el momento de una alternativa verde para luchar contra el cambio climático. El reto para hacer frente a las consecuencias del cambio climático hay que afrontarlo como una gran oportunidad para cambiar el modelo productivo europeo y, en nuestro propio país, en torno a un modelo basado en las energías limpias y renovables. Una fuente de riqueza y empleo de calidad que eleve el nivel de vida y la calidad de las condiciones de existencia.  



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