El fascismo yihadista

El pueblo español y en concreto el catalán va recuperándose de los execrables atentados sufridos días atrás por una célula yihadista que ha segado la vida a 14 ciudadanos inocentes y ajenos a los que se les avecinaba mientras disfrutaban de las excelencias turísticas de Barcelona o de Cambrils.

Que España estaba en el ojo de los terroristas no era secreto alguno pero ha sorprendido la virulencia de sus acciones, de unos emigrantes o hijos de emigrantes de procedencia marroquí, asentados en una de la regiones más prósperas de la Unión Europea, Cataluña, acogidos en un país abierto, democrático y solidario como es el nuestro, golpeando sin piedad y con saña a ciudadanos de a pié y provocando no solo pérdidas de vidas humanas así como centenares de heridos y asestando un duro golpe al turismo ya que los afectados pertenecen a más de veinte países.

Los terroristas son gente joven, radical, metidos en lo que consideran una guerra santa religiosa que tiene su punto de mira puesto en los países de la Unión Europea más fáciles de atacar que nuestros aliados americanos.

Hay expertos que consideran que lo que viene sucediendo es el inicio de la tercera guerra mundial, una guerra distinta a las anteriores, que no se lucha en trincheras sino que a modo de guerrillas va contra la sufrida población mientras oriente mira para otro lado y la inestabilidad continúa en Afganistán, en Irak, en Siria, en Pakistan La mala utilización de las directrices de Mahoma y de la religión musulmana están sembrando en los musulmanes un odio hacia occidente verdaderamente preocupante. Cierto que los gobiernos democráticos hacen lo que pueden, como el nuestro, para combatir esta plaga de asesinos, pero luchar contra unos kamikazes que prefieren la muerte, inmolándose en nombre de Alá, a integrarse en nuestra sociedad es difícil de combatir. La situación de España como puerta de Africa para Europa y también de la misma Cataluña como entrada de Francia y compañía nos sitúa en una posición de permanente alerta hasta el punto, visto lo ocurrido días atrás, que es posible que el gobierno eleve la situación de riesgo a cinco lo que significa sacar el ejército a patrullar por la calle, algo que ya ocurre por ejemplo en la vecina Francia.

Como consecuencia de estos execrables atentados se ha producido una positiva coordinación de las distintas administraciones lo que debería de continuar en el futuro, dejando a un lado lo del dichoso referéndum del uno de octubre. Desgraciadamente la fortaleza de nuestras instituciones se demuestra en circunstancias como las que vivimos. El terrorismo islámico, cobarde donde los haya, sabe que golpeando al ciudadano de a pié provoca inestabilidad y desasosiego en la población. Toca con saña las fibras más entrañables de nuestra sociedad y golpea además el sector turístico, pieza fundamental en nuestra economía.

Creo que el terrorismo yihadista surge de aquel garrafal error norteamericano de derribar a Sadam Hussein e invadir su país en busca de unas armas de destrucción masiva que ni Busch ni Aznar lograron encontrar. Por otro lado la errática política seguida primero por rusos y luego por americanos en Afganistán, paraíso junto a Colombia del cultivo de la adormidera, ha contribuido sin duda alguna a la permanente desestabilización de la zona.

A Europa solo nos queda seguir alerta, reforzar la unión externa e interna y fortalecer nuestras instituciones democráticas.

Mi solidaridad y afecto para con las familias de las víctimas. Que no vuelva a ocurrir jamás.



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