Esperanza y populismo

Esperanza Aguirre cerrará el año 2016 de moda. El "populismo" que ella practica ha sido declarado palabra del año. No sería de extrañar que en los próximos días, en algunas de sus intervenciones coreadas y aplaudidas en Intereconomía o en 13TV, se destapara afirmando que -al igual que con la Gürtel- ella descubrió el "populismo".
 
Esta última semana Esperanza y sus coros estuvieron especialmente activos como consecuencia del dióxido de nitrógeno que afectaba y afecta a Madrid en mayor o menor grado. La inquina que tiene a la alcaldesa Manuela Carmena le lleva a transformar la polución medioambiental en ideología extendiendo la idea de que el comunismo de la peor "calaña", que se estableció en la capital del reino, quiere acabar con los coches de los vecinos, los tractores de los campesinos y ¡lo peor! con los patinetes de los niños.
 
Esperanza Aguirre y sus coros no tienen reparos en asegurar que Manuela Carmena y el dióxido de nitrógeno son como la premisa y la conclusión. No habría dióxido si en el ayuntamiento de Madrid no estuviera Carmena.
 
Y como "populismo" racional llegarán a poner como prueba, de que están en poder de la verdad, el ejemplo de Campisábalos -municipio de la provincia de Guadalajara, de unos 90 habitantes, y gobernado por el PP- al que la Organización Mundial de la Salud (OMS) acaba de declarar el municipio de España -y tercero en el mundo después de Muonio (Finlandia) y Norman Wells (Canadá)- con el aire más puro.
 
Premisa: Partido Popular. Conclusión: Pureza y Esperanza...medioambiental. 



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