En la noche del próximo lunes, día 31 de agosto, se cumplen 20 años de la tragedia ocurrida en el pozo Nicolasa de HUNOSA en la que por una explosión de grisú, cuyo origen nunca estuvo claro, murieron catorce mineros, cuatro de ellos de nacionalidad checa.
Para mi es el más triste y terrible recuerdo que tengo de mis 16 años en la citada empresa pública minera como responsable de la comunicación. Y aquella tragedia me tocó de lleno, ciertamente.
Era presidente Eduardo Abellán, que en aquella época prácticamente estaba cesado para ocupar la presidencia de otra importante empresa de la SEPI, y consejero delegado Luciano Covelo que poco después le sucedería en el cargo.
El día 30 acaba de regresar de mis vacaciones fuera de Asturias teniendo previsto incorporarme al trabajo el día uno. En aquella fatídica noche, la del 31, hacia las tres de la madrugada me despertó el jefe de seguridad de la compañía, lo que estaba previsto en el protocolo, para informarme que acaba de ocurrir un accidente en el pozo Nicolasa, desconociendo aún la dimensión del mismo pero aventurándome que había víctimas.
Rápidamente cogí el coche para allá llegando a la plazoleta del pozo, aún vacía, y coincidiendo con el entonces directivo Ramón Madera a quien también acababan de avisar. Ya en las oficinas poco a poco comencé a darme cuenta de la magnitud del accidente, a medida que desde el interior nos llegaban noticias aumentando a cada poco el número de víctimas hasta las 14 finales. Se pueden imaginar: en cuanto amaneció la noticia se expandió por todo el país, con gran presión de los medios de comunicación solicitando detalles lo que en estas circunstancias son difíciles de facilitar porque primero están las familias y luego la correspondiente investigación. Con mis colaboradores del departamento de comunicación comencé a atender a todos los colegas, incluido Luis del Olmo que me llamaba impresionado desde su emisora en Barcelona. También hubo llamadas de Italia, Francia y por supuesto desde Polonia y la República Checa ya que desde hace muchos años tiene mineros especialistas trabajando en nuestras mineras.
En fin, fue tan tremenda la experiencia que no se lo deseo como comunicador a colega alguno. Días después hubo un solemne funeral en la catedral de Oviedo a la que asistió el entonces Príncipe de Asturias Felipe de Borbón en medio una gran emoción y del que recuerdo la colaboración que nos facilitó en los preparativos y en la celebración del mismo el entonces jefe de protocolo del ayuntamiento de Oviedo, Enrique Fernández, siendo alcalde Gabino de Lorenzo.
Luego una embajada de HUNOSA, directivos y representantes sindicales, se trasladaron al pueblo natal de los cuatro mineros checos fallecidos en la explosión. Tuve la ocasión de conocer y tratar, lo que continúo haciendo, al empresario asturiano Amalio García, presidente del grupo industrial minero EMCOR SATRA, a quien el gobierno checo nombraría cónsul de dicha república en el Principado, cargo que continúa ostentando. Amalio García fue pionero en traer a nuestras minas especialistas en extracción de carbón y maquinaria avanzada que sirvió durante años y que aún continúa así para mantener la producción.
Tras la tragedia de Nicolasa mi colega el periodista Faustino F. Alvarez, a la sazón director de La Voz de Asturias, promovió una iniciativa para levantar mediante suscripción popular una escultura en recuerdo de los catorce mineros fallecidos, obra que realizó el artista Miguel Angel Lombardía y que se instaló en Mieres frente al campus universitario. Cada año el alcalde y la corporación, los representantes sindicales, el embajador de la República Checa acompañado de Amalio García, y veteranos colegas del pozo se reúnen a mediodía el Día de Santa Bárbara a modo de homenaje a los fallecidos. Suena el himno de Asturias a la gaita, se depositan ramos de flores, y hasta se musita una oración.
Esta vez, ahora, con motivo del 20 aniversario, la empresa HUNOSA hará el lúnes un pequeño homenaje en su memoria en la plazoleta del pozo colocando una placa en la misma en recuerdo de las 14 víctimas. Todo un detalle por parte de la presidenta de la empresa Teresa Mallada y su equipo directivo que debo aplaudir.
Aniversario de una gran tragedia minera, una de las más grandes que sufrió el sector, y por tanto su recuerdo no solo debe ser homenaje hacia los fallecidos y sus familias sino también sentimiento solidario con los miles de trabajadores que han dejado sus vidas en nuestras minas a lo largo de la historia y que bien merecen por su sacrificio que continuemos luchando por la pervivencia de las mismas. Asturias, España, siempre estará en deuda con ellos.