A VUELTAS CON EL COPAGO…OTRA VEZ

Siempre hemos querido presumir del Sistema Nacional de Salud del que gozamos que, de hecho, es uno de los mejores y más avanzados del mundo. Con sus virtudes y sus defectos, los pacientes nos hemos sentido privilegiados por poder acceder a las atenciones necesarias para curar o paliar nuestras enfermedades, sin olvidar que somos también quienes sostenemos el sistema con nuestros impuestos y con la convicción de que seguirá siendo el referente que es.

 

Sin embargo, ahora, desde distintos partidos políticos nos dicen que ampliemos nuestra contribución económica al mantenimiento de la sanidad española a través de la fórmula del copago.

Pues bien, independientemente de las cantidades que puedan derivarse de este copago, consideramos ésta una opción realmente injusta y fuera de todo lugar y, en consecuencia, nos posicionamos claramente en contra de esta medida. Y ello no debe entenderse como una falta de sensibilidad o de solidaridad ante la actual situación de crisis económica que vive el país, sino al contrario.

 

Precisamente en estos momentos en los que “llegar a fin de mes” se hace en muchos casos una misión imposible, nos parece no sólo injusto, sino insuficiente para garantizar la sostenibilidad del sistema, que sean los pacientes los que tengan que destinar una parte de sus ingresos para acceder a lo que siempre ha sido un derecho.

En el caso de los 3,5 millones de personas afectadas por la enfermedad de Alzheimer y otras demencias en España, los costes directos e indirectos de la enfermedad ascienden a más de 30.000€ anuales para sus familiares–cuidadores. ¿Qué ocurrirá con estas familias si a esta cantidad, ya de por sí desorbitada, se les obliga a añadir otra (copago) cada vez que precisen de asistencia sanitaria? Además, teniendo en cuenta que estas enfermedades neurodegenerativas son de larga duración y por lo tanto el acceso al Sistema Sanitario es de carácter prolongado.

 

No corresponde a los pacientes decir a los políticos cómo tienen que mantener los pilares del Estado del Bienestar, pero evidentemente, ello no debe pasar por mermar las capacidades económicas de quien menos tiene, cuando además, esta circunstancia le viene impuesta: no olvidemos que nadie quiere sufrir una enfermedad. Seguro que existen otras fórmulas de mantener nuestro Sistema de Salud, que no deben exprimir necesariamente a los pacientes y con las que nos podamos seguir sintiendo orgullosos.

 

*Presidente de CEAFA

de www.ceafa.es



Dejar un comentario

captcha