Muerte de un ciclista

Para mi cuadrilátero del periódico, la figura de esta semana ha sido, sin dudarlo un segundo, Senén Blanco, un ciclista leonés, de Garrafe de Torío, que nunca fue una estrella, pero que ganó por dos veces el Campeonato del Mundo de ciclistas aficionados.

Confieso que me gusta el deporte, todo deporte, y, por supuesto, el ciclismo. Pero lo más atractivo del deporte es lo que tiene de humano. Uno admira la constancia de los ciclistas que se pasan años para descontar un segundo de la contrarreloj o para ganar una vuelta importante. También como «dan» lo mejor de sí mismos, en cada carrera, aunque puedan perder la vida en la bajada de un puerto. Creemos que ellos son «ídolos» que no sienten ni padecen, pero ellos saben que son «sólo» hombres, que conviven con ese espejismo que es la fama pasajera.

Con la muerte de Senén Blanco, a los 88 años, desaparece uno de esos ciclistas corrientes, que hizo de la bicicleta el centro de su vida. Primero como ciclista aficionado, luego como mecánico de bicicletas en su taller, cerca de San Marcos, hasta que se jubiló. Senén fue un hombre que no tenía nada de ídolo presumido. Era sólo una gran persona.



2 comentarios

  • # MANUEL Responder

    30/05/2011 23:25

    Critica muy buena a los Performances actuales. Prodigare mas a menudo

  • # J.M. Responder

    05/06/2011 22:06

    Interesante post. El arte contemporáneo aporta que la principal seña de identidad del arte es la actitud del artista. un urinario en un retrete es un objeto útil, colgado en la pared de un museo es una obra de arte (Duchamp). Queremos más Abrojo.

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