La guerra de la leche

Otra personalidad de Asturias que se ha ido a los 92 años, el fundador de la Central Lechera Jesús Sáenz de Miera. Un personaje peculiar quien contra viento y marea logró unir a los ganaderos asturianos en la década de los 60 contra la axfisiante política de precios que las multinacionales de la leche les imponían para comprar este elixir del campo asturiano.

Nacido en Valencia de Don Juan Jesús Saénz de Miera vino a Oviedo como “secreta” pero la propiedad de unos montes hizo interesarse por los temas asociativos llegand a ser presidente del Sindicato de la Madera y el Corcho en la organización sindical vertical única que existía en el régimen de Franco. Jesús era muy forofo suyo y siempre me contaban sus allegados que tenía acceso directo a El Pardo, quizás por la influencia de Carmen Polo, la ovetense esposa del jefe del Estado.

Sáenz de Miera cortejó en Pola de Laviana y se casó con Cary, una gran señora, a la que tengo aprecio y hago llegar mi sentido pésame por el fallecimiento de su marido. Como digo en aquellos años las multinacionalees de la leche con factorías en Asturias, caso de la Nestle, por ejemplo, apretaban y de lindo al ganadero con el precio del litro. Fue cuando a Jesús Sáenz de Miera y algunos colaboradores se les ocurrió crear una empresa de transporte de leche lo que no pudo hacerse realidad  por la oposición de las multinacionales receptoras llegando un momento en que Jesús Sáenz de Miera, ya excedente de su profesión como funcionario de la policía, maquinó la posibilidad de crear una cooperativa lechera para comprar y transformar el producto, todo en manos de los ganaderos, no sin antes tener estos bajo su mandato un fuerte y largo enfrentamiento con las empresas lácteas que se negaban en redondo a mejorar los precios. Ello dío lugar en aquellos años en que España, bajo el diseño económico de Laureano López Rodó, comenzaba su desarrollismo, a la llamada guerra de la leche, un conflicto en que durante meses los ganaderos asturianos se negaron a entregar el producto a las multinacionales creándose una tensión conflictiva entre las partes que dió lugar a numerosos incidentes.

Me consta que antes de encender la mecha en defensa de los ganaderos asturianos Jesús Sáenz de Miera acudió a El Pardo a ver a Franco quien le dió el visto bueno para que se embarcase en lo que entonces sonaba a peligrosa aventura. En la guerra de la leche tuvieron destacada participación colaboradores del futuro presidente de la Central Lechera como Salvador Fuente y el abogado Linera, el que sabe de verdad todo lo ocurrido. Era aquel un campo asturiano atrasado y disperso al que comenzaba a ayudar otra cooperativa fundada en la ovetense calle del General Yagüe a mediados de los 60, la Caja Rural Provincial.

El caso es que la guerra de la leche se ganó, con un aumento importante del precio de la leche, y el proyecto de la Cengtral Lechera ya estaba maduro en la mente de su creador. Hoy es una industria de la que hemos de sentirnos orgullosos todos los asturianos. Jesús Sáenz de Miera, que siempre tuve un acusado sentido empresarial, hubo de sortear momentos muy difíciles tanto es así que hace añós dió  un golpe de timón jubilando a sus fieles, quizás ya muy acomodados por el paso de los años, y ficho como responsable operativo a un catalán duro y pragmático, Pedro Astals, quien bien que mal conduce el trasatlántico lechero entre los escollos de un mar con mucha competencia y por el momento, aunque no exento de crítricas hacia su gestión, ahí sigue.

Jesús Sáenz de Miera, como Román Suárez Blanco, es otra pieza importante en nuestra historia contemporanea. Venció batallas empresariales y políticas pero, es ley de vida, al final  no ha podido vencer el paso del tiempo. Descanse en paz.



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