Un país en venta

Llevamos una semana de infarto y el ruido del mercado no cesa, aumentando la desconfianza a tal grado que parece que no sirvió para nada la tan comentada negociación en la que Rajoy y Monti consiguieron hacer compatibles los planes de crecimiento con los de proporcionar resuello a las gentes de España e Italia.. Ahora estamos a la espera de que sea realidad un “acuerdo político” del Eurogrupo con los términos y condiciones del préstamo que recibirá el Gobierno para recapitalizar la banca.

Las incertidumbres no acaban. Según el diseño, no van a ser los ciudadanos los que responderán a los 100.000 millones de euros, e interés del 3 o 4 % . Tampoco se saben los años de vigencia y si habrá algún período de carencia.

Surgen tantas dudas que no hay reacciones positivas y la prima de riesgo continúa con cifras de vértigo y en terreno abonado para los especuladores, especialmente esos que merecen el apodo de “fondos buitres”, siempre al acecho de las debilidades de las empresas, instituciones y países, para hacer negocio. Son los que están a las rebajas de las ventas de participaciónes en empresas de primer orden, paquetes inmobiliarios, lotes de créditos morosos, de todas las gangas que se producen cuando el agua llega al cuello y se necesitan recursos para sobrevivir. Los “fondos buitres” compran a precio de saldo, sobretodo si una caída en Bolsa facilita la opa hostil. El Ibex lleva un descenso acumulado del 20 %, pérdidas que hunden el auténtico valor de las empresas. Al cotizar bajo mínimos son víctimas propicias de la especulación.

Hace unos días leíamos que REE, la logística de la distribución eléctrica, podía pasar a manos chinas y hasta el Banco Santander ha sentido los zarpazos de esas aves de rapiña. El blindaje frente a los compradores oportunistas es muy difícil y la CNMV  está impotente frente a quien ponga sobre la mesa un 70 % del capital. Las empresas punteras, las que constituyen los fundamentos de nuestra economía están, por causa de la prolongación de la crisis, cada vez más expuestas a ser devoradas. Desgraciadamente no todas son como INDITEX, el mayor grupo de capitalización  bursátil, y aumenta el número de las sociedades que se han convertido en apetitosas gangas para los fondos foráneos. El riesgo que tienen las empresas españolas es motivo de preocupación general ya que ellas son las auténticas generadoras de empleo y el tan esperado fondo de crecimiento que va a facilitar Bruselas descansa,fundamentalmente, en la potenciación de la actividad privada.

Nadie sabe cuándo y cómo va a terminar esta crisis, con lo cual la mejor recomendación es no confiar exclusivamente en las soluciones que vengan desde fuera, sino en aplicarnos en preservar nuestras fortalezas y ser rigurosos para no gastar lo que no se tiene.

Los políticos saben lo que hay que hacer para sanear la economía, lo que ignoran es cómo ganar las próximas elecciones si aplican aquellas fórmulas. Lo cual es, para ellos, un problema muy grave.

 



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