Nuevas investigaciones en torno al #edema #macular #diabético

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El IOBA y el Clínico de Valladolid, en cinco ensayos conjuntos para tratar enfermedades oculares

 

Cristina G. Pedraz/DICYT El Instituto de Oftalmobiología Aplicada (IOBA) de la Universidad de Valladolid y el Hospital Clínico Universitario de Valladolid están desarrollando en la actualidad cinco ensayos clínicos conjuntos en los que se están probando fármacos para tratar enfermedades oculares. Como explica a DiCYT Francisco Blázquez Araúzo, coordinador de la Unidad de Ensayos Clínicos del IOBA, en los cinco estudios se están ensayando fármacos antiangiogénicos, medicamentos capaces de inhibir o reducir la formación de nuevos vasos sanguíneos y que son conocidos por su aplicación en el tratamiento de tumores.


En concreto, detalla, los fármacos antiangiogénicos se están aplicando en tres estudios sobre Degeneración Macular Asociada a la Edad (DMAE) y dos investigaciones en torno al edema macular diabético. En el caso de la DMAE, es una enfermedad con una alta incidencia en la población, “cercana al 20 por ciento entre los 64 y los 74 años y al 35 por ciento entre los 74 y los 84 años”. Se trata de la primera causa de ceguera irreversible en los mayores de 50 años y consiste en la degeneración de la mácula, un órgano del que depende la visión central directa y, por tanto, es la parte de la retina que permite la realización de importantes tareas diarias como leer, conducir, cocinar o identificar personas.


En el caso del edema macular, es una de las complicaciones asociadas a la diabetes (afecta a cerca de un tercio de los diabéticos) y puede derivar en ceguera si no se trata oportunamente. En ella se produce una alteración en los pequeños vasos sanguíneos de la retina, originando un cúmulo de líquido en la mácula que produce pérdida de la visión.

 

Tres de los ensayos clínicos conjuntos del IOBA y el Clínico se encuentran en fase III (centrados en evaluar la eficacia y la seguridad del fármaco) y dos en fase IV (ensayos que se realizan con un medicamento después de su comercialización, en los que se buscan efectos secundarios a largo plazo). En uno de ellos, apunta Blázquez, “se buscan biomarcadores específicos de eficacia del fármaco en la enfermedad”.

 

Compartir recursos


La importancia de este tipo de ensayos conjuntos radica, además, en que permiten compartir recursos y con ello aprovechar el potencial científico y técnico de cada centro. “Son ensayos clínicos en los que por una razón u otra el Hospital o el IOBA no tienen acceso a determinadas salas, o no cuentan con el aparato con el que se realiza una prueba, por ejemplo, y tenemos que coordinar nuestros recursos para poder llevar a cabo los trabajos”, detalla el investigador. De los cinco estudios conjuntos actuales dos están capitaneados por el Clínico y cuentan con la ayuda del IOBA, mientras que en los otros tres es el IOBA el centro participante y el Hospital colabora en algunas pruebas.


En concreto, el IOBA colabora con el Servicio de Oftalmología del centro hospitalario aunque en trabajos anteriores también se han coordinado con otros departamentos como el Servicio de Neurología o el Instituto de Ciencias del Corazón (ICICOR).

 

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