Por José Sandoval.-Hace unos años, realizando un estudio sobre los hábitos de juego en chigres (bares), cafeterías y restaurantes en Asturias, en los que es habitual, aunque ahora en menor medida por la fundamentalista persecución a los fumadores, alargar la sobremesa con partidas, más o menos intensas según el carácter de los participantes, de cartas, dados o fichas (dominó).  Los juegos de cartas, predominantemente tradicionales, se repartían entre el tute, el mus, la brisca y el cabrón, siendo residuales otros como el chichón, siete y medio, etc. Uno de mis colaboradores a la sazón comentó lo sorprendente  que era que hubiesen descendido tanto  las partidas de poker, antaño muy activas en las sobremesas de los cenáculos y en las amistosas ‘timbas’ estudiantiles en las que se movían de bolsillo a bolsillo unos ‘cuartos’ que ayudaban a superar la semana.

La pregunta obvia fue ¿cómo era posible que tan alto porcentaje de ‘connaisseurs’ hubiese perdido de pronto y a la vez la afición al poker? Aparentemente, una ola social de cambio de tendencia.

Pero una ‘minería’ social más prolongada acabó respondiendo a la pregunta, aunque aflorando otra realidad. Aquellos estudiantes de tan distintas carreras y oficios no olvidaron los arcanos del azar y se convirtieron en viejos ‘pokeros’, sólo que cambiaron las mesas del bar o el cafetón por las redes sociales ( www.pokeronline.es).

Un universo paralelo, pero nada irreal, porque los más diestros, los más aventajados, pronto descubrieron los torneos que jalonan la geografía hispana y que, en el caso de Asturias, tienen sus citas periódicas en El Casino, hasta ahora en Gijón pero que ya tiene autorizada un nuevo complejo en la capital, Oviedo. Allí, a punto de anunciarse, habrá otro torneo en este mes de septiembre, amén de uno todas las semanas en el que moverán sus fichas los ‘viejos’ y los ‘nuevos’ ‘pokeros’.  ¿Les gusta el palabro? Por aquello de ‘rokeros’….

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