Una xana en Aristébano

Una xana en Aristébano

 

Por Manuel García Linares.- El mundo de los vaqueiros ha estado siempre rodeado de leyendas; leyendas que entroncan con la mitología asturiana; leyendas de moros  y judíos conversos; leyendas de aparecidos y de ánimas en pena, perotambién leyendas de las fuentes, lasaguas, de nuberus, de las encantadas y las xanas; leyendas, en fin, que ilustran un mundo de mágicos sueños a través de los cuales nos damos cuenta de que aun nos queda un espacio para el refugio, en medio de una sociedad que empieza a ser un tanto pestilente.

           

El ser humano se ha inventado la leyenda como evasión; los cuentos de invierno en torno a la tsariega, hacían volar la imaginación, elevándose entre las llamas y las “povisas” , salidas del rescoldo de los troncos, enredándose con la “gamallera” para subir por el hueco, negro de hollín, por la chimenea elevándose con magnética atracción, hacia la luna llena que también participa del juego del juego y del encanto de nuestras evasiones.

 

           


Amaneció un día brumoso de cálido verano y las gentes se prepararon para acudir a una de las citas anuales; la Vaqueirada de Aristébano, esa fiesta que rememora, año tras año el que un día hubo un pueblo que fue marginado por la ignorancia, la vanidad y las miserias humanas, pero que supo ganarse sus derechos, entre otras cosas porque hubo una mujer, luchadora, honesta y de carácter que no se arrugó frente a nadie, no era feminista ni reivindicaba puestos ni cargos, era una mujer responsable que luchó simplemente por el espacio a hacerse ver y oír, y lo consiguió, quizás uno de los riesgos de la cita anual en Aristébano sea la decadencia frente a la idea inicial, frente al “homenaje a la Rogelia y los vaqueiros”, convirtiéndose en una romería mas, como diría Vargas Llosa, de la “ Civilización del espectáculo”, haciendo de este paraje único de nuestras brañas asturianas, una plataforma de políticos vendiendo sus “particulares favores”, osea, nuevamente, no marginando, ahora “utilizando a los vaqueiros”; pero siempre puede surgir el milagro de la leyenda.

 


           

Este año Aristébano ha contado con una “Xana” salida de una de las múltiples fuentes que dan vida a nuestros maltratados ríos. No importaba la boda ni la multitud de políticos, muchos de ellos, disfrazados, que no vestidos de vaqueiros, de “lagarteranas”con unos pañuelos, bajo el sombrero que recuerdan a los bandoleros de Sierra Morena, imagen, por otra parte que les va como anillo al dedo. Este año, entre los vaqueiros de honor estaba Ana Paz Paredes, una periodista de La Nueva España, hija de un histórico de la prensa asturiana como era Manolo Paredes, que vive Asturias como nadie, poniendo en la defensa de su tierra tal pasión que puede convertir a los ateos en creyentes al trasmitirles el profundo amor por las tradiciones y por las raíces de unos pueblos que ella trata de salvar de las ruinas, no solamente de las ruinas materiales, sino, lo mas serio, de las ruinas morales. Ana, salida, como Xana de cabellos dorados y un tanto cobrizos, vivió sus día de gloria, orgullosa de ser vaqueira, una vaqueira pelirroja, no de origen converso, sino de origen nórdico, posiblemente viquingo, pero que al igual que la Rogelia, lucha por salvar un mundo de ensueño que nos haría a todos mejor; acompañada de su cortejo, compuesto por el grupo de investigación “rixu”, que fue quien la propuso y por sus escuderas Patricia y Marisol, no dudó en subirse al caballo, desafiando la ley de la gravedad, irguiendo su figura altanera y resplandeciente con el orgullo de una vaqueira de “pura raza”, porque ella, al igual que la Rogelia, hace tañer su “payetsa” en forma de pluma u ordenador, hablando todas las semanas, desde su periódico, de los hombres y mujeres de esta tierra, de sus oficios y costumbres, de los pueblos que viven o se abandonan  y nunca pierde la esperanza que aporta esa inocencia y candidez que convierte, como es el caso, a algunos mortales en Xanas llenas de sueños e ilusiones capaces de convertir este valle de lágrimas en un nuevo Paraiso.

           


Este año, la Vaqueirada, ha tenido una protagonista para no olvidar, lastima que los humanos seamos tan ciegos que no sepamos leer entre lineas; el mensaje era claro.

 


 

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