“Yo no creo que ahora mismo haya un cine de vanguardia, porque la producción es muy cara”

“Yo no creo que ahora mismo haya un cine de vanguardia, porque la producción es muy cara”

“La Transición fue una época estupenda, de ilusiones, esperanzas y grandes cambios”. Así ha definido el cineasta Manuel Gutiérrez Aragón este periodo histórico español durante su participación en el curso de verano de la Universidad Complutense Conflicto e identidad en el arte español contemporáneo, en el que intervino para hablar de las vanguardias y los cineastas españoles.

Gutiérrez Aragón acompañó su conferencia con la proyección de uno de sus últimos trabajos, Lorca Dalí: correspondencia en la Residencia, un documental producido hace un par de años por la Sociedad Española de Conmemoraciones Culturales y la fundación "La Caixa", contando con la colaboración de la Fundación Federico García Lorca y la Residencia de Estudiantes y que forma parte del catálogo de la exposición Lorca Dalí, que se mostró en la Residencia de Estudiantes.

Carmen Pena López, directora del curso, y catedrática de Arte Contemporáneo de la Universidad Complutense,  ha hecho una breve semblanza de la brillante trayectoria de Gutiérrez Aragón como director cinematográfico, que se inició en 1962 con su entrada en la Escuela Oficial de Cinematografía. Asimismo, destacó  algunos de sus éxitos con películas como “Habla mudita”, “Maravillas” o “La mitad del cielo” que en su día prestigiaron al cine español, dentro y fuera de nuestras fronteras, y cosecharon importantes galardones internacionales.

 Con él mantuvimos esta entrevista antes de entrar a presentar su ponencia

 

 ¿Cómo ha contribuido el cine con nombres y apellidos  al progreso de las vanguardias?

 

El cine cuando empezó ya era una vanguardia. Y desde luego los artistas de vanguardia se sintieron fascinados por el cine. Siempre habían hablado de un arte que se produjera de una manera, digamos, fría, ajena al sentimiento según la vanguardia más radical; así que  encontrar un instrumento que por sí solo hacía una reproducción, y en cierta manera creaba también, de una manera fría; era la forma más parecida al ensamblaje entre un aeroplano y un cuadro.

Había gente de la vanguardia como Dalí, para el que la imagen viva de la vanguardia era la cámara de cine que reproducía por sí misma. Sin sentimientos, sin valoraciones, de una manera automática. Era una época en que se estilaba la escritura automática.

Por sí mismo, el cine fue un arte de vanguardia.

En los años 30, sobretodo, el cine en sí mismo, se convirtió en un arte.

Un arte más vinculado a la poesía que a la novela o la literatura en prosa. Con la aparición del cine sonoro, aquello se acabó. El cine se volvió discursivo, como el teatro, como la novela,  y evidentemente ya las cosas cambiaron. Pero la eclosión del cine, en los principios del siglo veinte, no cabe lugar a duda,  que fue un  fenómeno  de vanguardia. Se hiciera la película que se hiciera, aunque fuera una película tradicional.

 

Rafael Alberti dejó escrito: “Respetadme, he nacido con el cine”,  algo revelador y que da peso específico a lo que usted dice. Pero ¿qué aportación tiene hoy en día el cine, no solamente el cine español, a estos movimientos de vanguardia?

 

El cine de producción norteamericana, sobre todo, y  europeo y asiático de alto presupuesto no cabe duda de que no. Prolonga el discurso dominante, como se suele decir, y no aporta nada   a la vanguardia. Pero  ahora que se rueda con cámaras digitales – antes no, antes era muy difícil- ahora con una cámara digital, siquiera la de un móvil, puede hacerse una película. Pero como medio de expresión, no cabe duda de que se ha popularizado. El equivalente sería que todo el mundo tuviera lápiz y papel y dijera ¡Voy a  ser pintor! Bueno, pues ahora todo el mundo puede crear imágenes, pero otra cosa es que esas imágenes, interesen a los demás. Yo no creo que ahora mismo haya un cine de vanguardia, porque la producción de cine es muy cara. Mucho más caro que componer una pieza musical para trío  o pintar un cuadro. El cine que conocemos tiene cualquier cosa, menos algo de vanguardia, desgraciadamente. Para mí siempre hay personas que en su casa y con amigos, hacen un cine más rupturista. Desde el punto de vista del lenguaje, las imágenes más radicales se hacen en publicidad.

 

Hablando de cine de autor. ¿Se puede decir que ha pasado a mejor vida?

 

Eso está por redefinir. No cabe duda de que en un mundo globalizado y tan multimedia, es difícil encontrar un Antonioni o un Visconti o un Buñuel. Pero los hay. Y tienen sus seguidores. Hay algunos directores chinos y de otras partes de Asia que tienen sus seguidores, aunque no podemos esperar de ellos que sean Spielberg.

 

 

 

 

 

 

 

FOTO: Rastrojo (talk | contribs/Wikipedia

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