El 1 o 2 % del PIB mundial podría evitar el cambio climático, afirma en Nobel mexicano Mario Molina

El 1 o 2 % del PIB mundial podría evitar el cambio climático, afirma en Nobel mexicano Mario Molina

Santander.-Bajo el título Cambio climático y desarrollo sustentable, el premio Nobel mexicano Mario Molina ha dictado la lección inaugural del solemne acto de apertura de los Cursos de Verano 2013 de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP). Una cita en la que, además, el rector, César Nombela, le ha entregado la Medalla de Oro de la Universidad, en reconocimiento a su papel capital en la demostración científica de la relación entre la emisión de gases CFC y el adelgazamiento de la capa de ozono de la atmósfera, así como a sus posteriores estudios del impacto de otro tipo de gases en el medio ambiente.

 

Tras expresar su agradecimiento a la UIMP, Molina comenzó su alocución explicando su concepto de desarrollo sustentable (“aquel que garantiza dar respuesta  a las necesidades del presente sin comprometer a las generaciones futuras”), y puso el caso de la detección del deterioro de la capa de ozono como ejemplo de problema ambiental sobre el que se pueden adoptar las medidas necesarias, ya que, a raíz de la toma de conciencia de la situación y al protocolo de Montreal, se ha conseguido erradicar la utilización industrial de los CFC en propelentes y refrigerantes. Ahora el reto global, eje de su exposición, es el cambio climático. Un fenómeno en el que contrapuso el “efecto invernadero natural” (la “manta” gaseosa que evita que la Tierra sea un medio helador) con la evidencia, ya contrastada por los científicos, de que la temperatura del planeta está aumentando, y, en concreto, se ha incrementado en un grado, según las mediciones más fiables. “Si quitáramos  el dióxido de carbono, habría menos efecto invernadero”, dijo Molina, quien explicó que la proporción de este gas en la atmósfera revela “el pulso del planeta”, pues “representa vida”, en tanto en cuanto “lo exhalamos al respirar”.

 

El dióxido de carbono,  expuso, “subía y bajaba un poco” a lo largo del tiempo, en tanto que últimamente “se ha producido un 40 por ciento más de dióxido de carbono que en millones de años”, en evidente relación con la quema de combustibles fósiles y con la deforestación del planeta. En este contexto, dijo, “la probabilidad de que el cambio climático ese deba a causas naturales es bajísima”, por lo que lo prudente sería “reducir las emisiones para que la temperatura media no suba más de dos grados”. Así se evitarían esos “eventos extremos del clima” cada vez más frecuentes, caso de huracanes o inundaciones.  Por ello, abogó por fomentar las energías alternativas, como la eólica o la solar, sin desechar, dijo, el recurso a las plantas nucleares. “Deberían ser una opción”, argumentó Molina, “sobre todo si se desarrollan tecnologías nuevas para el tratamiento de residuos”. E

n esa línea, también se mostró partidario de “poner precio a las emisiones”, no sólo de dióxido de carbono, sino también de otros gases como el metano.

 

 

El premio Nobel de Química resumió la actual situación, en lo que al calentamiento global se refiere, como de “juego de ruleta rusa”, en el sentido de que podemos estar en riesgo de que la temperatura de la Tierra se incremente en dos grados, pero también de que lo haga en “cinco o seis”, con efectos irreversibles, como “que se seque el  Amazonas o se derrita el Ártico”. Ese enorme peligro, adujo, se evita ría con una inversión del 1 ó 2 por ciento del PIB de todo el planeta, por lo que alentó a que “lo racional” se imponga a los grupos de interés. Molina, que forma parte del comité de asesoría científica del presidente de Estados Unidos, dijo también que la política del Barack Obama en esta materia va en la dirección adecuada.

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