Cuando ya en 2009 Francisco Álvarez-Cascos reivindicaba: “Cajastur necesita recuperar el norte”, seguramente fueron muchos los que leyeron sus palabras pero no tantos los que le dimos todo el crédito. Hoy, que a duras penas podemos hablar de lo que queda de Cajastur, tras su fusión con Caja Extremadura y Caja Cantabria dando lugar a Liberbank, se han confirmado todo sus pronósticos, y el más dramático el de la pérdida de empleos.
Y en paralelo nos encontramos con la estafa de la deuda subordinada, con miles de asturianos afectados tras adquirir un producto de alto riesgo, fruto de la acción combinada entre la falta de información ofrecida y la confianza que los clientes tenían depositada en su Caja, la vieja entidad cercana y garantista con respecto a sus clientes.
¿Tenía Asturias necesidad de todo esto, de perder su emblemática Caja? Hablamos de una Caja que disfrutaba en 2009 de un activo de 15.000 millones de euros, y cuya gestión había sido razonablemente correcta en el escenario de insensateces que dieron lugar a una burbuja financiera primero, y a una crisis económica después que ha socavado los cimientos de tantas instituciones. No, no tenía esa necesidad; salvo que alguien lo justifique más allá del aparato publicitario propio, los medios de comunicación afines y el bipartidismo que ha percibido tan buenos ingresos de los órganos de Caja.
¿Tenía nuestra Caja necesidad de cargar con el pufo de Caja Castilla-La Mancha? Especialmente una vez que otras, como Unicaja o La Caixa rechazaron la operación. De nuevo no, porque los recursos de Cajastur habrían estado mejor al servicio del crédito de los emprendedores asturianos que para tapar agujeros ajenos. Seguimos sin saber de quien y porqué se hizo semejante operación, si fue cosa de la dirección de Cajastur, para echar un cable a algún amigo del gobierno castellano-manchego o fue una imposición del Banco de España. En cualquier caso, el consejo de administración de la Caja asturiana no tuvo a bien someter a su asamblea general la aprobación de la operación por absorción encubierta, en un acto más de opacidad contra el que no protestó ni PP ni PSOE, solo FORO.
Estos días, algunos de los medios que se felicitaban porque Cajastur había sido la “elegida” para cargar con Liberbank; en una carrera en la que no compitió nadie mas, anuncian a bombo y platillo la salida a bolsa de Liberbank. Veremos, porque el futuro es pura incertidumbre.
Lo cierto es que el precio de la operación, además de perder la Caja asturiana, son docenas de despidos y en torno a 10.000 asturianos afectados por la comercialización de deuda subordinada, pequeños ahorradores que se han visto de repente metidos en un corralito, puesto que cuando quisieron retirar sus fondos no les dejaron, obligándoles a canjear por acciones que ahoran salen a bolsa a 0’40 céntimos. De momento, no hay otra realidad cierta, lo demás son elucubraciones sobre un futuro cuya realidad está por ver.
*Portavoz Grupo Parlamentario FORO