En todos los países europeos hay leyes que obligan a las televisoras a producir cine, en Portugal no

En todos los países europeos hay leyes que obligan a las televisoras a producir cine, en Portugal no

México D.F./Conaculta.-En entrevista el cineasta lusitano habla de la situación actual de la cinematografía portuguesa y comparte algunas de sus nociones sobre el trabajo con actores y el género del documental

Poco más de una decena de películas conforman la filmografía de João Altavilla Canijo, director originario de Oporto que persiste en hacer cine pese a todas las adversidades que encuentra a su paso. Su estancia en México obedece a la retrospectiva que la Cineteca Nacional ha programado hasta el 12 de mayo.
 
En sus filmes  ahonda sobre la complejidad de la naturaleza humana, se agitan las pasiones a la usanza de las grandes tragedias griegas. Destaca también un afán por ofrecer un comentario sobre el acontecer contemporáneo de la sociedad portuguesa; sobre su disgregación, su inconformidad y su encrucijada.
 
En entrevista, Canijo esboza la situación algo apremiante de la actual cinematografía de Portugal más que agobiada por la crisis que azota a toda Europa. Según reporta el Instituto del Cine y del Audiovisual de Portugal (ICA), ese país produjo sólo ocho largometrajes de ficción y siete documentales en 2012 (www.ica-ip.pt/Admin/Files/Documents/contentdoc1881.pdf); un año en que según Canijo no hubo convocatorias para apoyar proyectos de cine.
 
"Hay películas de 2010 para las cuales no ha sido liberado el financiamiento", dice el cineasta. Y es que en Portugal el dinero para el cine no viene del gobierno. "Proviene de una tasa sobre la publicidad exhibida en televisión. Digamos que la Coca-Cola paga 100 euros por tres segundos de publicidad en televisión. De esos 100 euros, cuatro van directamente al Instituto del Cine. Pero con la crisis, esto se ha modificado y ese dinero, en principio destinado al ICA, ahora se va a Hacienda que lo libera cuando le da la gana".
 
El director lusitano tiene aprobada su próxima película desde finales de 2011. Pero conociendo lo tortuoso del proceso optó por iniciar una maestría porque sabía que en los siguientes años no haría nada. "Si las cosas salen bien podré rodar en 2015".
 
La alternativa de coproducir también luce limitada, pues primero se tiene que tener el contrato firmado por el ICA portugués. "Eso estamos esperando hace dos años, la firma del contrato. Tenemos posibilidades de coproducción con Brasil y más cosas. Y tan importante como la producción son las preventas a las empresas vendedoras internacionales".
 
El acento crítico de los filmes de João Canijo también hace eco a la hora en que el cineasta analiza la (fallida) participación del Estado portugués en el estímulo a la producción audiovisual. "En todos los países europeos hay un protocolo, unas leyes que obligan a las televisoras a producir cine, pero en Portugal no. Tenemos un presidente de la República que fue primero ministro cuando salió la ley de la privatización de las televisoras en Portugal. Y el señor, que es un tonto, ha decidido, en una maniobra completamente populista y demagógica, ofrecer un canal a la Iglesia. Claro, el canal de la Iglesia ha durado un añito y en este momento es la telebasura más telebasura que hay en Portugal y la que tiene más audiencia".
 
Su paso por los montajes de teatro y el propio desempeño actoral han dado a Canijo una particular noción sobre el trabajo con los actores. Y por experiencia personal prefiere colaborar con actrices. En su próximo filme, Caminhos da Alma, trabajará sólo con mujeres; serán 11 en total. "Las mujeres son mucho más dispuestas y tienen una capacidad de entrega mucho mayor que los hombres siempre. Además trabajan muchísimo más. Se disponen a cosas que los hombres no". Canijo asegura que no ha encontrado a un actor tan dadivoso como Rita Blanco o Anabela Moreira, sus actrices casi de cabecera.
 
Por ello es que el trabajo de Canijo supone un encuentro con las emociones y el laberinto mental de lo femenino; alguien como Michelangelo Antonioni que a través de sus personajes (mujeres) exploró la sensibilidad y psicología femeninas. "Las razones son por mucho las mismas. A Antonioni le gustaban mucho las chicas. Cuando tenía 72 se ha casado con una chica de 25; claro una semana después de casarse la dejó. Y tiene que ver, porque Rita Blanco era mi novia en los 80, como Anabela Moreira ha sido mi novia".
 
Hay que recordar que, en contraste, Antonioni fue un director quien exigía a sus actores reacción instintiva, no razonamiento acerca de los personajes y escenas que interpretaban. "Para mí no es así, sólo cuando estamos ensayando y desarrollando el personaje y las escenas. Allí sí, la improvisación, lo instintivo y todo eso. Pero en el rodaje me gusta la interpretación racional, la deliberación del actor sobre lo que está haciendo".
 
Su más reciente película É o amor obtuvo el Premio TAP Award a la Mejor Película Portuguesa en la edición del Indie Lisboa Film Fest que apenas concluyó el pasado abril. Resulta una pieza interesante porque oscila entre la ficción y el documental, como suele suceder con muchos filmes actuales. "Es una tendencia que no es muy nueva. Uno de los grandes cineastas portugueses, que es Pedro Costa, lo hacía ya creo que en 2000; creo que En el cuarto de Vanda. Para mí es una cosa natural, nunca había pensado en hacer documentales. Pero con Sangre de mi sangre (2011) y con Malnacida (2007), sí. Me encanta mezclar la ficción con la realidad y confundirlas. Porque la realidad siempre es ficción, porque siempre depende de tu visión sobre ella".

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