Desde el Condado asturiano de Noreña

Desde el Condado asturiano de Noreña

 

Por Miguel Ángel fuente Calleja.-Pues a lo que íbamos, que Noreña con solamente 6 km. cuadrados es efectivamente pequeña en extensión, pero abundante en historia, sobre todo desde aquellos tiempos de los Alvarez de las Asturias y en su miembro D. Diego, primer Señor de la Villa, casado con Jimena, de cuyo matrimonio nació la Jimena desposada con Rodrigo Díaz de Vivar, llamado el Castellano primero y el Cid Campeador después, pero sobre todo, Noreña alcanzó grado y fama cuando el rey Juan I de Castilla, concedió el gran privilegio desde la Cortes de Segovia en 1383 al obispo D. Gutierre de Toledo y a todos sus sucesores en la diócesis ovetense, la casa, señorío y estados de Noreña, lo cual aceptaron los obispos con el lógico agrado, pues las prebendas no serían de escasa importancia. Así que las criticas no se hicieron esperar por los pueblos cercanos: “Mal va Noreña que con pendón y  caldera, es sierva de la iglesia” decían y que debe ser algo parecido a lo cervantino de “Con la iglesia hemos topado, amigo Sancho”. Pero los habitantes del nuevo Condado, zapateros en su mayoría y que eran ciento y la madre, siguieron canturriando al compás de sus martilleos sin hacer mucho caso a la mitra gobernante, pues nunca creyeron en los milagros de la “obispalía” y prefirieron la sencillez del artesano, llegando alguno de ellos a poeta, otros a filósofos, alguno músico y cuentan que otro logró ser obispo de Chiapas en México hacia 1580 y que hacía llamarse Fray Alonso de Noreña, pero el más famoso de todos ellos fue “El Campurriu” zapatero instalado en la ciudad de Pilares, donde Ramón Pérez de Ayala encontró la inspiración para escribir “Belarmino y Apolonio”, logrando Belarmino ser el zapatero más universal de la literatura española, según leo en escrito del ínclito José Ignacio Gracia Noriega.

 

Pero las costumbres y  las tradiciones no son eternas. En los inviernos trabajaban poco, así que aparte de celebrar todos los lunes el descanso laboral otorgado por San Crispín y comparecer en todas las actuaciones de la banda de música, ensayos, etc. hacían la matanza familiar, ayudaban a otras familias a realizarla, recibiendo como pago por los favores, alguna hoja de tocino que al ser abundante vendían y con facilidad a vecinos y visitantes, augurando el futurible éxito, captado por otro zapatero Justo Rodríguez, quien se inició con la primera fabrica de industria cárnica y fue quien comenzó a inclinar la balanza del desarrollo local, a favor de los cárnicos en detrimento de “los becerriles”, nombre de guerra político que amparaba –según Pérez de Ayala- a los cofrades crispinianos.

 

 

LA INDUSTRIA CHACINERA

 

               

                Y fue en 1882 cuando apareció La Luz, dedicada a la elaboración de morcillas y de chorizos y tras el éxito de ésta marca, que cinco años más tarde ya conseguiría importantes distinciones en las ferias internacionales de París y Sevilla, fueron apareciendo muchas más, siguiendo la estela y predominando el término femenino, La Esther, La Perla Asturiana, La Noreñensa, La Belarmina, La Carolina, La Invencible o La Carmina, sin olvidarnos de El Hórreo, que el año que despedimos con el siglo, cumplió felizmente su 75 Aniversario, siendo la empresa más antigua de Asturias en la actividad chacinera.

Y tras las morcillas y los chorizos, fueron surgiendo otros muchos productos, alcanzando importantísimos niveles de ventas en los comercios peninsulares y en las provincias de ultramar, tal y como indicaba la publicidad de la época, suministrando asimismo productos cocinados a las tropas del ejercito español o a la flota norteamericana de maniobras por el Mediterráneo, lo cual debía ser un tema muy serio, -pues contaba algún espía noreñense que tambien los había- que era un auténtico poema el ver a los mozarrones yanquis de imaginaria o durmiendo la siesta, tras dar cuenta de la suculenta y abundante ración de fabada con todos sus sacramentos. Algún susto habría con los extraños y sonoros ruidos que surgían a discreción, tanto a proa como a popa, a babor o a estribor, en el mástil o en la bodega,  y creo que hasta el grumete perdió la compostura en más de una ocasión a causa de los inoportunos y sonoros gases de los guardiamarinas.

Tras este paréntesis de sufrimiento e indigestión imaginada, volvamos al tema principal que se me va de la olla en demasiadas ocasiones. Decíamos que surgían nuevos productos, como los jamones tipo York, las mortadelas con marchámo de Italia, o las salchichas inventadas en la Alemania resurgente, pero a su vez  se fueron olvidando otros productos de casa  que iban careciendo de la correspondiente demanda, tal y como le ocurrió a nuestro protagonista-.  Fuimos europeos con lo de los demás.

 

 

            EL SABADIEGO

 

 

Fue el hermano pobre de los embutidos, hermano del sabadeño castellano y del riojano, producto que el diccionario de la Real Academia define como chorizo de inferior calidad, que da la razón al refrán de que “la carne en calceta, para quien la meta” y que incluso las autoridades eclesiásticas, sin bulas ni privilegios, permitían a los sufridos cristianos de pocos posibles, comer los sábados en tiempos de cuaresma, lo que quiere decir que estaban hechos para alimentar mas que a los humildes a los abundantes de hambruna  y quien sabe si entre ellos se incluía algún obispo de los antes citados, que sabía del truco que se descubrió años más tarde, cuando Dña. Carmen Fernández, -sucesora de la fabrica El Hórreo- descifró la libreta de apuntes de su antecesor, Severino Fernández Fombona, apuntes escritos setenta y cinco años antes y donde figuraba el Sabadiego con letras mayúsculas, con los ingredientes conocidos de carne de cerdo, tocino, cebolla, sangre, pimentón y ajo, por lo cual habían quedado descartadas la carnes de mala calidad que aseguraba el diccionario, y así lo podemos comprobar en todos los ahora fabricados que gozan de la feliz resurrección chacinera, que la historia de cada pueblo hay que mantenerla tal y como se escribió, y en esto Don Severino sentó cátedra, aunque tuvo que plegarse ante la escasa demanda, que las modas influyen en gustos y en mercados, pero al igual que la historia, que quien la olvida está obligado a repetirla, pasarán a la historia los sabadiegos, aunque considerados humildes, pero felizmente recuperados por un pueblo que nunca quiso olvidar su historia, por mucho que se intente hacerlo desde la ignorancia, que ya lo dijo Camilo José Cela, que es un embutido para hombres con pelo en pecho y para mujeres muy mujeres, que D. Camilo cuando dejaba de ser provocador, reconocía las cosas tal y como eran, probó los sabadiegos, dijo por lo bajini que estaban cojonudos y finalizó con un ¡ Viva Noreña!

 

 

            CABALLEROS DE LA ORDEN DEL SABADIEGO

 

           

            Surgió en 1988 como asociación cultural, siguiendo las tradición que abarcaba en la edad media a los distintos gremios artesanales y así en Noreña, tenemos noticias de los zapateros donde se amparaban bajo la advocación de San Crispín y de San Crispiniano como ya quedó dicho, y más tarde, los cárnicos eligieron al evangelista San Marcos como patrono, teniendo su celebración un domingo cercano al 25 de abril, festividad popular en Noreña y que esta dinámica Orden organizadora del festejo, se encarga de propagar por todas las latitudes de la rosa de los vientos, acudiendo en esas fechas de luna creciente a Noreña, cofradias, ordenes y otras entidades hermanas desde cualquier punto  de la geografía europea, cada una de ellas enarbolando la localidad que alberga sus productos con marchamo de origen. Incluyen en el programa su acto capitular con las nuevas incorporaciones a la caballería y cuentan con el respaldo de otros muchos que con anterioridad ya juraron su fidelidad al mítico embutido y lo hicieron entre otros muchos personajes Tico Medina, Arturo Fernández, Constantino Romero, Alfredo Landa, Carlos Luis Alvarez “Cándido” el exministro Pertierra, las damiselas Concha G. Campoy, Teresa Gimpera o Concha Cuetos, Don José Sánchez, Obispo de Sigüenza y Don Atilano Rodríguez, Obispo de Ciudad Rodrigo. Pedro Ruiz, el poeta Carlos Bousoño, el torero Rafael Camino, el filosofo Gustavo Bueno, Manuel Fraga y un largo etc. de afectos que hacen sean fechas conversas de amistad  y de disfrute, de Interés Gastronómico reconocido y de hospitalidad demostrada. No hay duda, estamos en el viejo condado de Noreña.

 

Iustración de Alfredo Enguix

 

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