COMENTARIO/AM.-Angela Merkel viajaba esta madrugada hacia Los Cabos con sentimientos encontrados. Alivio, sin duda, por los resultados de las elecciones en Grecia que, de haber precipitado en una victoria de la colalición de izquierda Syriza hubiese traído más zozobra a la tambaleante economía de la eurozona y, consecuentemente, mayor presión sobre las aportaciones de una Alemania que ya tiene a angela bajo sospecha y en mínimos de apoyo electoral. Ansiedad, también casi con certeza, porque en Los Cabos le espera una auténtica encerrona, en la que la acción combinada del trío 'Los Sureños' --España, Italia, Francia-- y 'Los Norteños', representados por Barak Obama, va a elevar sus niveles de estrés a niveles poco recomendables.
Por un lado, Rajoy, Monti y Hollande, el galo, además, reforzado por la mayoría absoluta obtenida en las legislativas del domingo, insitirán en un avance definitivo hacia la unión financiera y la corresponsabilidad económica de la eurozona, con el objetivo cercano de los eurobonos y el inmediato de que el BCE ponga la 'pasta' sobre el asador y suelte un refrigerante chorro de euros para evitar que los mercados sigan tostando la deuda soberana de los tres pasíses a fuego cada vez más vivo hasta el peligroso punto del chamusque.
Por otra parte, según desvela hoy The Washington Post, Obama llega a la cumbre del G20 decidido a pedir a Europa que resuelva, y rápido, sus problemas y que ponga en marcha planes de crecimiento porque, al igual que otros en la 'casa' europea, no cree que sólo ajuste y recesión sirvan para salir de la crisis. Alegóricamente, es de los que piensa que cuando el burro aprende a no comer suele estar muerto.Obama, por cierto, viene espoleado, aunque no lo diga, por el socio chino, que visto que le hacen poco caso en Europa, envía al amigo americano a meter presión a la canciller. No en vano China tiene comprada buena parte de la deuda de EE.UU., papel de avalista en el que ya hace tiempo sustituyó al socio del sol naciente. Y buena parte de la deuda europea, aunque eso, a este lado del charco, se recuerde poco.
¿Cederá Merkel a la presión? Hoy y mañana se sabrá si nos encontramos ante la abuelita holandesa o la castigatriz de hierro.