Descubrimiento de un cúmulo estelar masivo de la Vía Láctea

Descubrimiento de un cúmulo estelar masivo de la Vía Láctea

El censo y estudio de estos cúmulos masivos es fundamental para estudiar la estructura y los procesos de nuestra galaxia y medir su actividad de formación estelar.


Investigadores del Centro de Estudios de Física del Cosmos de  Aragón (CEFCA) y el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) han descubierto un  cúmulo estelar masivo de 20.000 masas solares, el Masgomas-1. Se trata del  cúmulo estelar masivo más cercano a la Tierra después de Trumpler 14.
Actualmente, pese a ser objetos muy masivos (de más de 10.000 masas solares),  apenas se conocen una decena de ellos en nuestra galaxia. Estos cúmulos  masivos son los que determinan el ritmo de la actividad de formación estelar y su estudio sirve para conocer la estructura y los procesos que tienen lugar en la Vía
Láctea.

El descubrimiento de Masgomas-1 es parte de un programa de búsqueda
sistemática de cúmulos masivos realizado por el equipo de astrofísicos, y forma
parte de la tesis doctoral de Sebastián Ramírez Alegría, dirigida por Antonio Marín-
Franch del CEFCA y Artemio Herrero del IAC.

Masgomas-1 es un cúmulo estelar abierto masivo que tiene el doble de masa que
su homólogo más cercano, Trumpler 14. Se halla en el brazo del Escudo-Centauro
de la Vía Láctea a 11.500 años luz de la Tierra y posee más de 60 estrellas jóvenes
y masivas (de más de 8 veces la masa del Sol) ligadas por la fuerza gravitatoria.

El astrofísico del CEFCA, Antonio Marín, describe que “el caso de Masgomas-1 es
especialmente interesante porque, por primera vez, se ha confirmado en un mismo
cúmulo la presencia de estrellas supergigantes rojas ya evolucionadas y estrellas
calientes aun sin evolucionar, lo que ha permitido a los investigadores determinar
de manera precisa la edad del cúmulo, que se encuentra en torno a 9 millones de
años”. “ Muy joven en términos astrofísicos”, añade.

Hasta mediados de los años noventa, se suponía que la formación de estrellas de
la Vía Láctea era más lenta que la que le correspondía por su tamaño y
características por lo que se pensaba que era una galaxia poco activa. Las
observaciones infrarrojas de los últimos años han permitido el descubrimiento de


nuevos cúmulos de estrellas jóvenes y han cambiado esta visión, revelando que
nuestra galaxia es una máquina eficiente de formar nuevas estrellas. El astrofísico
del CEFCA explica: “Las observaciones infrarrojas son clave en este tipo de
estudios porque nos permiten ver a través del gas y el polvo que hay en el disco de
nuestra galaxia, donde se encuentran estos cúmulos masivos jóvenes”.

Para saber cómo de activa es una galaxia formando estrellas es necesario conocer
cuántos cúmulos de estrellas jóvenes contiene. Comparando la Vía Láctea con
otras galaxias espirales, se espera que tenga un centenar de cúmulos masivos, sin
embargo el censo actual todavía es muy bajo. “Conocer y caracterizar las regiones
en las que se están formando estrellas masivas, o se han formado recientemente,
nos ayuda a comprender un poco mejor nuestra propia galaxia”, cuenta el
investigador del CEFCA.

Estos resultados han sido publicados en el número de mayo de la revista
Astronomy & Astrophysics.

 

FOTO: Comparación de las imágenes óptica (visible) e infrarroja de Masgomas-1. La imagen infrarroja permite ver a través de las densas nubes de polvo y gas del disco de la Vía Láctea y descubrir las estrellas que forman el cúmulo. La imagen óptica no muestra las estrellas masivas pertenecientes al cúmulo descubierto (marcadas con círculos rojos en ambas
imágenes). En la imagen infrarroja se pueden observar además una gran cantidad de estrellas que pertenecen al disco de nuestra galaxia y que son inaccesibles con
observaciones ópticas. Fuente / Antonio Marín (CEFCA), Sebastián Ramírez (IAC).


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