El IMOMA lidera una investigación para mejorar el diagnóstico de las cegueras genéticas

El IMOMA lidera una investigación para mejorar el diagnóstico de las cegueras genéticas

Un estudio liderado por la empresa asturiana IMOMA concluye que el análisis de ADN de última generación aplicado a la ceguera hereditaria permite identificar síndromes ocultos y nuevas opciones terapéuticas.

Se ha analizado el material genético de 100 pacientes españoles con ceguera causada por alteraciones en la retina, la coroides, el vítreo y/o el nervio óptico

 

 

El Instituto de Medicina Oncológica y Molecular de Asturias (IMOMA), que cuenta con el mecenazgo de la Fundación María Cristina Masaveu Peterson y la colaboración del Instituto Oftalmológico Fernández-Vega (IOFV), la empresa bioinformática DREAMgenics y el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), ha publicado recientemente resultados que permiten identificar síndromes ocultos y encontrar nuevas opciones terapéuticas personalizadas en una gran proporción de los pacientes ciegos analizados.

Para realizar el estudio se ha empleado un test desarrollado por el IMOMA llamado OFTALMOgenics, permite analizar 362 genes cuyas mutaciones se han asociado previamente con el desarrollo de ceguera hereditaria. Los resultados del estudio, publicados con fecha 1 de junio en la revista “Acta Ophthalmologica” y accesibles libremente (https://onlinelibrary.wiley.com/doi/epdf/10.1111/aos.14479) permitieron identificar la causa genética de la ceguera en el 45 % de los 100 pacientes analizados. 16 de los pacientes participantes en el estudio habían sido analizados previamente en otros laboratorios sin encontrarse la causa genética. De entre ellos, el test OFTALMOgenics halló las mutaciones responsables de la enfermedad en un 31,25 %.

 

Síndromes ”ocultos”.

 

El 29 % de los pacientes diagnosticados genéticamente tenían, además de la ceguera, otras alteraciones asociadas (síndromes). De entre estos casos sindrómicos, en el 31 % esas manifestaciones sindrómicas aparte de la ceguera eran “ocultas”, es decir, no habían sido detectadas previamente al diagnóstico genético o, habiendo sido detectadas, no habían sido relacionadas con la pérdida de visión. Entre esos pacientes se encontraban casos con síndromes diversos, como Saldino-Mainzer (que asocia ceguera con problemas esqueléticos y renales), BardtBiedl (ceguera, retraso mental, polidactilia, alteraciones genitouninarias, obesidad e hipertensión), mucolipidosis (alteraciones oftalmológicas y neurológicas) y MLCRD (ceguera, microcefalia y linfedema).

En otro de los pacientes sindrómicos, cuyo diagnóstico previo al estudio genético era de síndrome de Usher (sordera y ceguera), su enfermedad se reclasificó tras el test como síndrome de Heimler, parecido a Usher, pero con problemas adicionales que afectan a la dentición. La identificación de síndromes ocultos permite la aplicación de estrategias de prevención o paliación de dolencias en el paciente que, de otra manera, podrían pasar sin diagnosticar durante años.

 

Nuevos tratamientos.

 

Recientemente se ha aprobado en Europa el primer fármaco, basado en terapia génica, para tratar un tipo ceguera incurable hasta ahora. Este fármaco, llamado Luxturna, funciona específicamente en aquellos pacientes que tienen mutaciones en un gen concreto, llamado RPE65. Lo mismo ocurre con otras terapias génicas que están siendo desarrolladas en el momento actual: para poder usar esos medicamentos es preciso saber qué gen está alterado para que pueda ser corregido.

En el estudio OFTALMOgenics, el 33 % de los pacientes en los que se identificó la causa de la ceguera tenían mutaciones en genes que están siendo objeto de ensayos clínicos para explorar las posibilidades curativas de la terapia génica. En resumen, el test OFTALMOgenics, además de identificar la causa de la ceguera en cerca de la mitad de los casos analizados, aportó información adicional clínicamente relevante en un 42 % de los pacientes con diagnóstico genético.

 

El estudio realizado, que forma parte del proyecto de tesis doctoral de Marta Diñeiro y ha sido dirigido por los Dres. Rubén Cabanillas y Juan Cadiñanos, del IMOMA.

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