La inoportuna curiosidad de los suicidas

La inoportuna curiosidad de los suicidas

En la aldea de Yaotl, uno de los pocos enclaves a los que no habían llegado los aztecas, se celebraba la festividad de Huitzilopochtli, dios del sol y la guerra. Cada ciclo solar el pueblo servía en sacrificio tres hombres jóvenes para reforzar el ejército de la deidad. Siempre solían ser prisioneros de guerra pero por aquel tiempo un incendio había acabado con la vida de tres madres con sus hijos, mientras los hombres se encontraban en una contienda contra tribus vecinas. Los tres varones apesadumbrados se ofrecieron voluntariamente en sacrificio sumidos en la pena; por supuesto, tres valientes voluntarios eran más valiosos para el dios que tres simples reos y nadie puso inconveniente.

 

Yareth, Tonatiuh y Miztli esperaron el día del sacrificio como los insomnes anhelan el día que dormirán.

 

Sin embargo, Yareth sufría inevitablemente porque el equilibrio entre el miedo y la pena se rompía a favor del primero por el terror al dolor. Continuamente miraba al ventanuco de su calabozo observando la luz que entraba como pértigas fluorescentes apoyadas en la pared y se preguntaba si aquello tan bello había existido antes.

 

Cuando llegó el día los llevaron al centro del pueblo donde la multitud se agolpaba para presenciar el ritual: los atarían a tres postes y los guerreros les lanzarían flechas desde cierta distancia hasta que murieran y su sangre regara la tierra para hacerla más fértil y productiva.

 

Los tres iban en fila atados de pies y manos para evitar arrepentimientos de última hora. Por el camino se cruzaron con una hilera de hormigas que llevaban a cuestas unas enormes hojas verdes creando lo que parecía una serpiente de vegetales. Yareth le susurró a Tonatiuh: - ¿Has visto alguna vez algo más hermoso? – Tonatiuh le respondió: - No veo nada.

 

Los ataron a los troncos y así los tuvieron hasta que nació el sol. Yareth, cada vez más intranquilo, le preguntó a Miztli: - Por favor, contéstame amigo ¿De qué color era el cielo cuando atardece? – Miztli le respondió: - No lo recuerdo.

 

Cuando los arqueros se posicionaron para disparar el instinto de supervivencia se despertó en los tres valientes en forma de rebeldía y gritos de desesperación. Tonatiuh y Miztli se inundaron de miedo al dolor y sus alaridos preventivos se pudieron oír desde la otra orilla del lago Texcoco; mas Yareth desgarró sus cuerdas vocales aliviando inútilmente su impotencia por una curiosidad insatisfecha.

 

¿Habéis descubierto a tiempo vuestra curiosidad, es decir, la habilidad de extraer felicidad de cualquier cosa? No existe la felicidad sino la habilidad de ser feliz y eso... SE APRENDE.

 

Espero que os haya gustado (Ilustración: Benjamín Lacombe)

 

¡Un fuerte abrazo!

José Ángel Caperán

Psicólogo y coach en Gijón.


Twitter @Jcaperan

mail jacaperan@gmail.com

 

7 comentarios

  • # Canción Responder

    03/07/2012 15:22

    Yo siempre digo que la "Felicidad" no existe, sino que se mide una vida feliz con los momentos que has disfrutado. Tomándote una caña con los amigos, sintiéndote satisfecho después de un duro día de trabajo o haciendo el indio en una fiesta de prao,

  • # Marián Responder

    04/07/2012 09:36

    En esta sociedad tenemos tanta prisa que nunca nos paramos a observar por donde vamos pasando, ni que cosas hay alrededor. No vemos el cielo, ni las nuebes, ni la luna, ni aquel edificio tan bonito. Es una pena no ser mas conscientes de todo por las pris

  • # José Ángel Caperán Responder

    04/07/2012 11:15

    No sabemos qué es vivir, que es ser consciente de la vida. Y, en segundo lugar, primar la valoración positiva de lo que tenemos y dirigirnos hacia lo que queremos, no hacia lo que no queremos ni regodearnos en lo incontrolable. Actitud que se aprende.

  • # Mara Responder

    09/07/2012 13:20

    Sin duda, a ser felices y a disfrutar de la vida, de los momentos, se aprende, aunque uno tenga que empezar haciendo ejercicios de reflexion, evaluando lo que ha vivido ese dia y valorandolo. Asi te das cuenta de lo bien que estás, y lo feliz que has sido

  • # José Ángel Caperán Responder

    10/07/2012 08:35

    Gracias Mara precisamente esos ejercicios coinciden con el objetivo que tienen los rezos religiosos aunque, con el tiempo, ha acabado perdiéndose su verdadera utilidad personal y práctica. Hemos de tomar consciencia del día que empieza y el que acaba.

  • # Mara Responder

    16/07/2012 15:07

    tomar conciencia del dia que empieza ... podrias ampliar el concepto? porque del día que acaba ya lo tengo perfilado, pero lo del día que empieza, no sé por donde empezar a trabajar, gracias

  • # José Ángel Caperán Responder

    21/07/2012 00:00

    Me refiero a visualizar el día que quieres vivir, pero no de forma irreal o idealista sino sabiendo que comienzas el día sabiendo lo que quieres que pase y sabiendo que estás preparado para hacer aquello que quieres.

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