El Ministerio de Sanidad de España, en un esfuerzo por aliviar la saturación en los centros de Atención Primaria y controlar la propagación de virus respiratorios, está considerando permitir a los ciudadanos con enfermedades leves la posibilidad de autodeclararse en baja laboral durante los primeros tres días de incapacidad. Esta medida, largamente solicitada por sociedades médicas, busca reducir la carga de trabajo en los centros de salud, especialmente en medio de la actual epidemia invernal de virus respiratorios, con un enfoque particular en la gripe.

El Ministerio, liderado por Mónica García, está en negociaciones con la Seguridad Social para determinar cómo y cuándo implementar esta propuesta, que también se discutirá en un Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud extraordinario. El sistema ya se aplica en varios países, donde los ciudadanos declaran su enfermedad a los médicos sin la necesidad de involucrar a un profesional sanitario, liberando así tiempo para atenciones más críticas.

Simultáneamente, Sanidad ha decidido pedir a todas las comunidades autónomas la implementación obligatoria del uso de mascarillas en centros sanitarios y sociosanitarios. Esta decisión se toma como medida transitoria en respuesta al significativo aumento de casos de gripe y otras infecciones respiratorias, que han llevado a un aumento del 60% en los ingresos hospitalarios por gripe en una semana y a una tasa de infección respiratoria aguda en Atención Primaria de 952,9 casos por cada 100.000 habitantes.

El uso de mascarillas en centros sanitarios cuenta con el respaldo de las sociedades médicas y expertos en epidemiología, quienes destacan la importancia de medidas de salud pública contundentes para frenar los contagios y mitigar su impacto. Algunas comunidades, como Cataluña, Valencia y Murcia, ya han decretado la obligatoriedad de la mascarilla, mientras que otras como Madrid se muestran reacias a imponerla, optando por recomendaciones voluntarias.

El Consejo Interterritorial de hoy lunes también abordará la implementación de un plan de invierno para las próximas temporadas de epidemias víricas, buscando una actuación conjunta y coordinada desde el comienzo de los contagios para evitar futuros colapsos.