A tres días del inicio de la COP25, Greenpeace recuerda que el consumo masivo y la actividad industrial que lo sostiene están detrás del cambio climático y del aumento de temperaturas
En 2017 solo las emisiones generadas por la producción de ropa para Europa ascienden a 654 kg de CO2 por habitante
"Urge en España un Gobierno estable que eleve la ambición climática y garantice una reducción de emisiones mucho mayor que la actual"
Activistas de Greenpeace se han instalado hoy en los escaparates de las principales tiendas del centro de la capital, portando mensajes como “El consumismo ahoga el planeta” o “Modelo de producción depredador”, para recordar a empresas y consumidores que picos de consumo como el Black Friday suponen un escenario negro para el planeta. Al mismo tiempo, la organización ecologista desplegaba en plena Gran Vía una pancarta de 180m2 con el mensaje Consumismo = Crisis Climática.
Citas como la Navidad o el Black Friday sacan el lado más consumista de las personas. De hecho las cifras hablan por sí solas: un 74% de los españoles comprará hoy algún producto y se estima que se gastará de media más de 300 euros (1). El 31% reconoce que comprará algo que no necesita. Las principales compras se basan en tecnología, ropa y complementos.
“El Black Friday no es para la persona que no llega a fin de mes y necesita una oferta para cambiar de lavadora. El Black Friday es una fiesta del “sobreconsumo” de la que sólo nos enseñan una parte, pero no el ‘backstage’ que destroza el planeta”, ha declarado Celia Ojeda, responsable de la campaña de consumo de Greenpeace. “Momentos como el Black Friday son solo la punta del iceberg del consumismo depredador, por lo que Greenpeace demanda un consumo sostenible y un fomento de alternativas como la reducción, la reparación y o el intercambio”.
Mantener el consumo necesita de materias primas cuya extracción crece sin freno. En 1970 se extraían de la Tierra cerca de 22 billones de toneladas de materiales primarios (metales, combustibles fósiles y otros recursos naturales como madera y cereales). En 2010, esa cifra se disparó hasta los 70 billones de toneladas y se estima que en el año 2060 necesitaremos 190 billones de toneladas cada año para hacer frente a la demanda (2).
Para producir, embalar y distribuir los productos que consumimos con la excusa del Black Friday se necesitan ingentes cantidades de energía. En el caso de la moda, uno de los artículos más demandados en esta fecha, los datos más recientes muestran que, solo en la Unión Europea, la producción y el manejo de ropa, calzado y textiles para el hogar utilizaron aproximadamente 1.3 toneladas de materias primas primarias y 104 metros cúbicos de agua por persona de la UE (alrededor del 85% de estos materiales y el 92% del agua se utilizaron en otras regiones del mundo). En 2017 esta producción causó un estimado de 654 kg de emisiones equivalentes de CO2 por habitante de la UE, convirtiendo los textiles en la quinta fuente de emisiones de CO2 relacionadas con el consumo privado (3).
Por no hablar del exceso de plástico que supone el embalaje en el Black Friday, en un momento crítico. Se estima que en este próximo año 2020, la producción superará los 500 millones de toneladas, es decir, un 900% más que en 1980, siendo la vida útil de estos plásticos muy corta y generando problemas en el sistema, ya que se recicla sólo un 9% de los plásticos a nivel mundial, otro 12% se incinera y el 79% restante acaba en vertederos o en entorno naturales.
“Necesitamos gobiernos que presionen a las empresas para que la sostenibilidad o la emergencia climática no sean palabras sino compromisos reales, tomando decisiones vinculantes para cambiar esta sociedad de consumo dañino”, añade Ojeda.
Este lunes da comienzo en Madrid la COP25, en la que debe cerrarse el libro de reglamentación del Acuerdo de París y los estados deben comprometerse a elevar la ambición en 2020. Con los objetivos actuales, el planeta se dirige a incrementos de temperatura de 3 ºC, cuando las temperaturas globales no deben aumentar más de 1’5º C si se quieren evitar los peores impactos del cambio climático. En España urge un gobierno estable que eleve la ambición climática y una reducción de emisiones de al menos el 55% en 2030 respecto a 1990. Ese ha de ser el primer paso para llegar a 0 emisiones netas en 2040 y no el exiguo 20% que hay ahora.
Se necesita abandonar los combustibles fósiles con urgencia y tener un sistema energético 100% renovable en manos de las personas. El sector eléctrico, el industrial, el transporte y la agricultura son los sectores que deben abordar los cambios más profundos en poco tiempo, garantizando una transición justa que ponga a las personas y el planeta en el centro.
Foto: greenpeace.