Las galardonadas con el Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica 2019 han participado en un encuentro con profesorado y estudiantado de la Facultad de Biología
Oviedo (Asturias).- La estadounidense Joanne Chory y la argentina Sandra Myrna Díaz, distinguidas con el Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica, han explicado hoy en la Facultad de Biología de la Universidad Oviedo el alcance de las contribuciones que les han valido dicho galardón, y que resultan de gran trascendencia para luchar contra el calentamiento global y para proteger la diversidad biológica. Las premiadas fueron presentadas por el rector, Santiago García Granda, que les ha dado la bienvenida a la Universidad de Oviedo y ha subrayado la expectación con la que el centro esperaba este encuentro, y por el decano de la Facultad, José Manuel Rico Ordás, quien puso de relieve algunos de los logros científicos de las ponentes. Joanne Chory y Sandra Myrna Díaz tambien estuvieron acompañadas por la vicerrectora de Estudiantes, Elisa Miguélez; el vicerrector de Investigación, José Ramón Obeso; y el consejero de Ciencia, Innovación y Universidad, Borja Sánchez.
La primera en intervenir en este acto, organizado en el marco de la colaboración con la Fundación Princesa de Asturias, fue Joanne Chory, reconocida por sus investigaciones sobre los mecanismos que regulan el funcionamiento de las plantas y cómo reaccionan a condiciones ambientales de estrés. Asimismo, la científica ha profundizado en el desarrollo de plantas que puedan absorber mucho más dióxido de carbono que las normales, para lo cual lidera la iniciativa Harnessing Plant. El objetivo no es otro que contribuir a la lucha contra el calentamiento global. Y es que Joanne Chory tiene la firme voluntad de "formar parte de la solución". "Nuestra mayor responsabilidad es ser buenos ancestros", ha afirmado, citando al reconocido virólogo Jonas Salk, y para ello puso de relieve que hay que replantearse el problema del CO2. La investigadora propone aprovechar los beneficios de plantas modificadas genéticamente para que tengan más raíces y más profundas, y que produzcan mayor cantidad del polímero natural conocido como "suberina", que ayuda a retener el dióxido de carbono.
Por su parte, Sandra Myrna Díaz, que se ha mostrado "orgullosa y emocionada por este honor y por el fantástico recibimiento de toda la comunidad de Asturias", abordó, entre otras cuestiones, cómo encontrar patrones generales subyacentes a la abrumadora biodiversidad de plantas. De hecho, la investigadora, catedrática de Ecología de la Universidad Nacional de Córdoba, ha sido distinguida por su participación en el desarrollo de un método para cuantificar los efectos y beneficios de dicha biodiversidad. El principal objetivo es conocer cómo impactan las plantas en el ecosistema, lo que resulta clave para la captura del dióxido de carbono y la lucha, por tanto, contra el calentamiento global.