Como era de esperar ante el rechazo a su proyecto de presupuestos el gobierno de Francisco Alvarez-Cascos ha comenzado ahora lo que tenía que hacer hecho antes, adecuar los mismos a las partidas que el Estado debe entregar a Asturias este año pero ¿Sabemos ya cuales son?. Me temo que no, además Mariano Rajoy ha comenzado su ronda con los presidentes de las autonomías y lo ha hecho recibiendo primero a Patxi López del País Vasco y a Ramón Luis Valcárcel de Murcia. ¿Cuando le tocará el turno a nuestro lendakari?. Me temo que el presidente del gobierno de España hará esperar a Francisco Alvarez-Cascos. Quizás sea el último en pasar por La Moncloa así que va a tener bastante tiempo para acomodar los presupuestos.

El que no para -ha cogido el cargo con ímpetu- es el alcalde de Oviedo Agustín Iglesias Caunedo quien, lógicamente, ya sale mucho más en los papeles que su antecesor Gabino de Lorenzo muy constreñido en su papel de delegado del Gobierno de la nación. Gabino de Lorenzo, que se ha llevado a la plaza de España hasta el chofer que tenía en el ayuntamiento, el bueno de Marcos González, tiene ahora un nombramiento importante entre manos, el director del área de trabajo, vacante desde hace unas fechas por jubilación de su titular Carlos Colubi quien, nunca mejor dicho, se ha retirado a sus cuarteles de Cudillero en cuya corporación entrará ahora como concejal por el PSOE y quien sabe si a la larga no terminará siendo alcalde del concejo. A todo esto me cuentan que el nuevo alcalde ovetense utiliza como chofer al popular Javier, aquel caballero que fue unos años alcalde de barrio en la zona de Vallobín. Pues respetemos las señales de tráfico que la policía local, muy coqueta con sus nuevos chalecos azules -será por lo del Real Oviedo-, está con el pavo subido ante la revalorización de su jefe Agustín de Luis.

Entre tanto el consejero de Sanidad José María Navia Osorio encuentra un hueco en su cargada agenda y el próximo miércoles, día 1, a las 20,00 horas, en el salón de actos del club de campo del Centro Asturiano en el Naranco presentará nada menos que dos libros, a falta de uno. “Judíos en la ciudad de los ángeles” del sociólogo Amando de Miguel quien ya estuvo hace un año en el mismo lugar con otra obra suya, aquella presentada por el entonces candidato Francisco Alvarez-Cascos y también por Navia Osorio -en aquel acto me di cuenta de que el buen doctor iría de consejero de Sanidad si Alvarez-Cascos tocaba poder en Asturias, como así fue- e “Historias para dormir” de Virgilio Oñate. Será dicho acto un buen momento para visitar las nuevas instalaciones que el Centro Asturiano ha construido allí para la grey infantil y que serán inauguradas pronto por el alcalde de Oviedo Agustín Iglesias Caunedo a invitación del reelegido presidente Alfredo Canteli. Este espera además que el nuevo gobierno de Asturias, y en concreto la consejería de Cultura, desbloquee los proyectos de nueva obra -piscinas y demás- que el anterior gobierno de Vicente Alvarez Areces tenía paralizados.

Será el próximo 1 de marzo en el curso de una cena en el hotel de la Reconquista cuando la revista “Vivir Oviedo” que edita Santiago González-Alverú entregue la distinción “Ovetense del año” al Banco Herrero, marca comercial del Banco Sabadell, que ha cumplido cien años. Ya he escrito en alguna ocasión la buena labor que está realizando aquí su director Pablo Junceda comiéndole poco a poco la tostada a una Cajastur cada vez más descafeinada y sin rumbo. Sin embargo la deriva del Banco Sabadell me preocupa respecto a Asturias y es que pienso que a nuestra comunidad autónoma no nos beneficia nada que se haya hecho cargo de la CAM. Se me antoja ésta un pastel difícil de digerir además de ver claramente el deseo de los catalanes de reforzar su presencia en área mediterránea de nuestro país lo que va a ir, sin duda alguna, en detrimento de su actuación bancaria en el Principado. Como dice la propaganda que ha lanzado el Banco Herrero en nuestra ciudad en la que se ve a un rejuvenecido psicoesteta Ramiro Fernández al lado de una guapa moza, “Juntos por Oviedo”. Eso, juntos por Oviedo y por Asturias. Juntos sí, pero no revueltos, no vaya a ser que nos confundan y a estas alturas de la película no estaría bien visto