Estamos con los presupuestos prorrogados y los segundos espadas haciendo declaraciones uno contra otro. Por un lado el secretario regional del Partido Popular Fernando Goñi, presidente de la Junta General del Principado, de unas horas para acá no para de hablar para darle palos al presidente del Principado. ¿No estaría mejor callado como segunda autoridad de Asturias que es o el gato le ha comido la lengua a la portavoz de dicho partido Isabel Pérez Espinosa?. En este dislate político e institucional que nos está tocando vivir a los asturianos cualquier cosa vale. En cuanto a Foro Asturias y al Gobierno regional es ahora el consejero de la Presidencia Florentino Alonso Piñón, siempre tan puesto como un lord inglés, el que lanza sus descalificaciones hacia sus ex compañeros de partido. Ya lo dijo ayer el mismísimo Francisco Alvarez-Cascos: “Son una fuerza para destruir, no para gobernar y el rechazo al proyecto de presupuestos es un serio freno a la política de cambio que quiere Asturias”. Ahí está el quid de la cuestión: ¿Que quiere Asturias?. La respuesta se me antoja sencilla pero, ya se sabe, los oídos de nuestros dirigentes están en plena sordera. Asturias quiere tranquilidad y efectividad por parte de sus dirigentes por encima de los propios partidos y de los personalismos y enfrentamientos que la mayoría arrastra desde hace tiempo. Quiere no perder el tren de la modernidad, que esto no es el FEVE ni mucho menos, y comenzar a dar salida a sus casi 100.000 parados; especialmente a los jóvenes.
Mientras llegan o no las elecciones anticipadas a nuestra comunidad el próximo día 15 de marzo se celebrarán las elecciones para rector en la Universidad de Oviedo que apenas llega ya a los 25.000 alumnos. Salvo sorpresas de última hora habrá dos candidatos. El actual, el químico Vicente Gotor que opta a la reelección y la catedrática de Derecho Internacional Público Paz de Andrés Sáenz de Santa María. Ambos ya compitieron hace cuatro años. Gotor es un hombre tranquilo, perteneciente a las huestes mañas que desembarcaron hace años en nuestra universidad, de excelente fama como investigador y muy preocupado porque la Universidad asturiana esté tranquila. Huye de los relumbrones fáciles y procura tener por el bien de la institución buenas relaciones con el patrono principal que es el Principado. Ahora acaba de llegarle a la presidencia del Consejo Social una Masaveu, ahí es nada, Alicia Castro, que a buen seguro como gemóloga que es sabrá descubrir piedras preciosas en la principal institución docente de la autonomía asturiana, ella que además es la actual directora general de relaciones institucionales del Grupo Masaveu, grupo empresarial y financiero que pese a la que está cayendo continúa impertérrito apostando por fortuna por nuestra tierra que es la suya.
Paz de Andrés fue alumna del catedrático Julio González Campos, autoridad mundial en el deslinde de fronteras y que dio los mejores años de su vida docente a la Facultad de Derecho de la Universidad de Oviedo creando una interesante escuela de alumnos como la citada Paz de Andrés, como Michel, ya fallecido, o Carlos Fernández Rozas, por citar. Su ideología está bastante más a la izquierda que la de su oponente, evidentemente más conservador, y para el Principado sería sin duda más difícil de manejar Paz de Andrés que Gotor.
Nuestra Universidad pese a los buenos intentos de sus dirigentes de conectar con la sociedad asturiana y en especial con el mundo de la empresa no acaba de lograrlo, algo falla porque no acaba de conseguirlo pese a sus esfuerzos siendo mínima la aportación de nuestras industrias a los proyectos de las distintas facultades. Incluso me temo que con la deslocalización de Cajastur, ahora convertida en un banco con sede en Madrid, las aportaciones de la principal entidad financiera del Principado disminuyan breve de manera drástica. El presidente del Principado ha obviado luchar en este frente, o sea, intentar que Cajastur no se diluya mientras observa cómo el mercado bancario asturiano se lo está comiendo el Banco Sabadell a través de su marca comercial Banco Herrero buen trabajo el de Pablo Junceda y su equipo-. Menos mal que aquel proyecto anunciado en su toma de posesión, la de crear una nueva universidad mixta -capital público, capital privado- en Gijón ha pasado al cajón de los recuerdos. Volviendo a las próximas elecciones al rectorado cada uno con su estilo propio y su personalidad universitaria se me antojan ambos buenos candidatos. No creo que surja un tercero. La Universidad de Oviedo es algo de lo público que aun funciona bien en Asturias. No la estropeemos