Pues sí, se trata de un tumor, y aquí estoy esperando que me lo extirpen. Si es bueno o malo se verá con la biopsia, así que, de momento, mediopensionista. Además, tampoco quiero que se tome confianzas. De momento, lo mejor de todo es que está encapsulado y lo más mejor todavía es que me escanearon a cuerpo completo y está solo, no tiene colegas por ahí repartidos. Para los que me siguen en el Caralibro (Facebook para los foriatos), la noticia ya es vieja, voy dando partes al momento y ayer ya les comuniqué que se había descartado la presencia de alienígenas en otros planetas. Como soy fumadora, no se crean, tenía yo miedo y los médicos también de que el planeta Pulmón los hubiera acogido en régimen de inquilinato. Pero nada. Despejado como el cielo de una noche de verano.
Así que, mientras llegan las fuerzas sanitarias a desalojar a este okupa, realizo la terapia con ustedes. Con lo que hay en Mundocáncer, además, esto es una cosa nimia, del mal el menos, y prefiero vestirla de humor para compartirla, que tampoco vas a contar a los demás tu triste caso a palo seco, del que menos a la que más, todos sufren lo suyo. Y cada persona lo lleva a su legítima manera. Por mi parte, ya me conocen: tengo desde hace días preparada la maletina como si fuera un parto (todo conjuntado en lila) y solo me falta la peluquería, que después de la operación quedas hecha unos zorros y verse las canas no es que anime mucho.
Hubo también sus momentos malos, para que vamos a engañarnos, y el trance nadie te lo quita, hay que pasarlo. Lo bueno, en mi caso, de tener tan extensa red de amistades, es que no te faltan (nunca sobran) apoyos, ánimos, llamadas, mensajes, visitas, copas, pintas, sidrina, oricios, mimos, abrazos, calor humano... Vamos, que me sirve de disculpa para sentirme querida. ¿Hay algo más guapo?
Yo es que soy así, de natural optimista y sacando partido a todo. Casualmente, en la novela que estoy acabando, la segunda negra, Sara Ocaña, la inspectora, sale de un coma inducido y ya le pedí a la anestesista que tomara buena nota de mis reacciones y palabras despertar, por si a mí algo se me olvida, que tampoco voy a estar bolígrafo y libreta en mano (acertaste, lila) tomando notas en reanimación. Así que la escena, cuando la lean, será verídica.
Y luego está el pensamiento mágico. A mi me ofende que comparen a mi Alien con el de Sigourney Weaver , vamos, no es que me ofenda, es que ese mete miedo y yo al mío, deben ser las ganas de que sea benigno, que le veo otra cara, más a lo Martin Fieldman. Desde el principio, oiga. Lo que son las cosas.