En estos tiempos confusos, recupero una entrada sobre la caída del muro de Berlín, que hice hace dos años, donde intentaba concienciar de nuestra mísera insignificancia y efímera existencia, relativizando por tanto todo aquello que nos hace perder el sueño . El calendario cósmico de Carl Sagan nos sitúa en nuestra verdadera dimensión. El resto, es solo locura temporal, la que cada época vive, anticipando ese fin del mundo que construimos entre todas, entre todos, cada día, dejándonos abducir por la apocalipsis mediática que nos rodea, una forma de dominación igual que cualquier otra de los de siempre sobre los mismos.
¡Qué quieren que les diga! De venir alguien a salvarme, a rescatarme, que sea de otro planeta. Visto lo visto, casi prefiero lo malo por conocer. Peor no puede ser.