Hace pocos meses esta era una hipótesis fuera del escenario de lo probable, además de un auténtico tabú desde el punto de vista político. Sin embargo, la evolución de la crisis de la eurozona ha hecho que la pregunta sobre si el proyecto de la unión monetaria es viable tal y como está diseñado, se ponga sobre la mesa con frecuencia.

Muchas veces, la salida del euro se ha vinculado a la incapacidad para “cumplir” con los requisitos de disciplina, austeridad y “buen comportamiento” que este club exige, y se ha vinculado particularmente con la “expulsión” de Grecia. Sin embargo, el profesor V. Navarro escribe un artículo en Público (aquí) en el que presenta esta salida –voluntaria- como una posible forma de recuperar la autonomía de política económica y esquivar las políticas de austeridad y recortes sociales que se presentan como inevitables, precisamente, por la pertenencia al euro. En otros artículos, como este de J. Borrell publicado en este mismo periódico (aquí) se opina sin embargo que la salida del euro es imposible sin grandes costes.

Nos parece un tema de mucho calado desde el punto de vista político y económico que requiere un debate sosegado, bien argumentado, pero a la vez libre y abierto. ¿Cuáles serían los beneficios y los costes de esta decisión?, ¿cómo podría hacerse?, ¿puede salvarse el euro con reformas institucionales y un cambio en las políticas actuales de austeridad?, ¿es esto políticamente realista?