Una llamada desde los mentideros periodísticos de Madrid me da la noticia: El grupo Mediapubli, editora del diario Público/La Voz de Asturias ha presentado en un juzgado de Barcelona donde tiene la sede concurso de acreedores como consecuencia de la caída de publicidad y también de no haber conseguido la financiación necesaria para afrontar el 2012. La noticia, no por menos esperada tal como iban las cosas, me ha dejado de piedra pues sí, ahora parece emprender el veterano periódico asturiano un camino sin retorno a sus 89 años de existencia.
Es sabido que a lo largo de mi dilatada vida profesional puse muchos ladrillos en esa casa en la que partiendo de ayudante de redacción llegué a director a través de cuatro etapas distintas. Como empresa la historia de La Voz de Asturias es todo un compendio de mala suerte y peor gestión empresarial, que no periodística, a partir del año 1962, que hasta entonces estaba en poder de la familia Tartiere ya que en 1923 la había fundado el Conde de Santa Bárbara de Lugones. En ese año La Voz de Asturias estuvo a punto de ser comprada por el ABC, propiedad entonces de los Luca de Tena, cuya de ellos casado con una Tartiere. El ABC, muy poderoso e influyente entonces, tenía el proyecto de editar en Oviedo el ABC para Asturias, al igual que ya lo hacía en Sevilla. Lamentablemente en el último momento la familia Tartiere se echó atrás para caer poco después, en 1965, en las engatusadoras garras de un empresario gallego José Eladio Amado de Lema cuya familia era la propietaria de El Faro de Vigo, con la que no se hablaba, por cierto. Como si de un ciudadano Kane a la española se tratase Amado de Lema irrumpió con fuerza en la sociedad asturiana, interesando en el proyecto periodístico de La Voz a familias importantes como los propios Tartiere o Masaveu. Pero Amado de Lema no cuajó en la compleja sociedad del Oviedín de alma y influyentes familias fueron cerrándole las puertas convirtiendo el proyecto periodístico en la construcción del parking en la plaza de La Escandalera y de bloques de pisos en la de La Gesta.
No puedo negar un cierto sentido periodístico a este complicado empresario que en aquellos años del tardo franquismo nos dio cancha en su diario a una serie de jóvenes inquietos como Lorenzo Cordero, Melchor F. Diáz, Ceferino de Blas, José Luis López del Valle, Isidro Nicieza, José Manuel Vaquero, Juan Ramón Coronas, Ramón Sánchez-Ocaña y un servidor, entre otros, quienes logramos en aquellos tiempos, bajo la batuta del director José Díaz Jacome, y del redactor jefe Manuel Paredes,con una información progresista, plural y comprometida con los estamentos más sociales de Asturias aumentar mucho las ventas del periódico, llegando a ser los primeros, por ejemplo, en las cuencas mineras. Pero Amado de Lema no apostó tampoco a la hora de la verdad por el proyecto y comenzó a descapitalizarlo para poner en marcha otro en Antequera, kilómetro cero de Andalucía, con la intención de cubrir las ocho provincias, proyecto que, por cierto, tampoco cuajó.
Con la llegada de la democracia la recién nacida Alianza Popular se interesó por la compra del diario, que comenzaba a sufrir problemas de gestión y laborales, siendo Manuel Robledo el negociador en su nombre con la colaboración de José María Fernández del Viso, negociación que tampoco llegó a buen puerto aunque del Viso entró en plantilla como persona de confianza de Amado. Pasan los años y las cosas no fueron bien, yéndose muchos de los profesionales, hasta que en 1985 salta una huelga en protesta por las condiciones de trabajo que es la más larga que jamás haya tenido una empresa asturiana en democracia y que está a punto de llevar el periódico a la tumba. En los primeros meses de 1986 aparece el grupo Zeta, en plena expansión aquellos años, bajo la certera batuta de su fundador Antonio Asensio y con la garantía de Cajastur, que se traduce en el aval de las letras, compran a Amado de Lema el diario en algo más de 400 millones de las antiguas pesetas. De esta nueva etapa fui el primer director, dejándome, la verdad, las pestañas hasta septiembre de 1989 en que inicié otros derroteros profesionales, superado ya el conflicto y recuperada la tirada. Continuaron pasando los años y mientras Antonio Asensio estuvo al frente del Grupo Zeta el periódico aguantó bien pero a medida que pasaba el tiempo y el hijo de Asensio se hacía cargo del holding, falleciendo su padre, tengo la impresión de que Barcelona, sede de Zeta, aunque con delegación importante en Madrid, cada día se iba alejando más de Asturias. La aplicación de un ERE, el cierre de los talleres, la venta del edificio en el polígono de Los Peñones -antes lo habían hecho con los locales de la calle General Elorza- fue dejando a La Voz de Asturias en una escuálida estructura. Hace 3 años, ya in extremis, apareció Roures y su grupo Público. El editor tenía intereses en la TPA y accedió a hacerse cargo de La Voz de Asturias con una plantilla que no sobrepasaba los 35 empleados. No hace más de tres meses la editora fusionó las dos cabeceras, Público y La Voz de Asturias. Ahora, la anunciada suspensión de pagos puede abocar a su desaparición. Un caso más de los malos momentos por lo que atraviesa la profesión periodística. Se que no hay que perder la esperanza por lo que espero que pese a la mala pinta que tiene este asunto el cierre no llegue a producirse. Mi solidaridad, por supuesto, con el director Juan Carlos Cuesta, con el subdirector Julio César Iglesias y con el resto de los compañeros que han luchado, y espero que continúen haciéndolo, como jabatos para que esta voz de Asturias no se apague definitivamente
1 comentario
# Toni Responder
21/04/2014 13:50Muy buenas fotos David.