A mí, la canciller Angela Merkel me recuerda cada día más a una sensata, pero ecológica, abuelita holandesa. Y lo cierto es que si le ponen ustedes dos coletas y le calzan unos zuecos, en nada desmerecería recogiendo tulipanes a la orilla del mar, bueno de un polder. Cierto es que no carece de energía, esta mujer en la que han depositado sus esperanzas muchos millones de europeos, ante la falta de otro liderazgo al que asirse en tiempos de tempestuosa galerna económica, como no lo es menos que Sarkozy se rinde a su verbo como antaño, dicen, temblaba Bush padre, el listo, ante el bolso intimidante de Mirs. Teacher. Pero no es menos cierto que tiene esta mujer su sensibilidad ante la sostenibilidad del planeta, y así lo demuestra este sábado en uno de sus videopodcast, durante una conversación con el joven estudiante de 20 años Theo Muller.
La Canciller hace una reflexión ante la acelerada expansión de la red eléctrica, y dice que hay que asegurarse de que las energías renovables en realidad llegan a donde necesitan y se crea una nueva estructura y medios para ello. Merkel está pensando seguramente en su intervención, la próxima semana, en el simposio "Por una mayor eficiencia de la vivienda", que se celebra en Berlín, y donde hablará de cómo actualmente se produce más energía que la que se consume, un derroche sobre el que tiene interesantes opiniones la premier alemana.
Merkel confía también en el desarrollo del parque de vehículos eléctricos en Alemania, "que espero que se conviertan en algo de interés social" y cuyo objetivo es que en el año 2020 haya por lo menos un millón de ellos circulando por las carreteras del país centroeuropeo.
La dirigente es menos optimista respecto a la cumbre de Durban --vuelve la abuelita sensata--, en la que ve pocas posibilidades de éxito al tema crucial de la renovación del tratado de Kioto, en la que lamenta que no se hayan producido progresos.
En fin, una primera ministra que deja tiempo en su nutrida agenda para hablar de energías sostenibles y de ahorro energético con un estudiante no sólo demuestra eso que dicen de que una mujer puede hacer dos cosas a la vez --y no piensen mal, picarones, que los veo-- sino que da muestras de una sensibilidad que nos va a hacer mucha 'farta' en ese proceso complejísimo que tenemos por delante, y que por el bien de nuestros hijos y nietos tendrá que tener una exitosa resolución.
Para esta semana próxima, con el frío, la nieve y la noche cayendo temprana sobre nuestras temerosas cabezas, les recomiendo "trabajar, o argo". como le decía un experto en ingeniería de la vagancia a mi admirado Macano.
Para hoy, símplemente que sean felices.